Cada vez más voces empujan la reanudación de negociaciones entre Israel y Hamas para una tregua al asegurar que el reciente logro del gobierno judío con Hezbolá se puede repetir en Gaza, donde los terroristas retienen aún a 101 rehenes.
Tras el inicio del alto al fuego en Líbano, familias, políticos y naciones llamaron a aprovechar el entusiasmo por la paz de 60 días, proceso que Estados Unidos confía sea permanente, al coincidir que puede abrir la puerta al fin de la guerra y la liberación inmediata de quienes fueron secuestrados por islámicos el 7 de octubre del 2023.
Los primeros en alzar la voz fueron los afectados. Al cumplirse 418 días de angustia y espera por el retorno de las víctimas, demandaron al primer ministro Benjamin Netanyahu, a mediadores y a gobiernos afines, entre ellos al presidente de EU, Joe Biden, y a su futuro sucesor, Donald Trump, hacer lo posible por replicar lo hecho al insistir que la prioridad son los cautivos.
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Acto en el que confrontaron a la ultraderecha y al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, el único integrante del gabinete que rechazó el acuerdo con la milicia chiita. Pero éste refrendó, de acuerdo con información del diario Times of Israel, su negativa a negociar o hacer un intercambio al recordar a detractores que el artífice de la masacre y ahora difunto, Yahya Sinwar, fue liberado en un proceso similar.
Los parientes de quienes siguen retenidos bloquearon junto a familiares de las víctimas mortales el acceso a la oficina del premier en la Knesset o Parlamento para exigirle que igual que en Líbano permita el diálogo con la cúpula islámica para recuperar a quienes corren tanto peligro como desde el día en que fueron llevados por la fuerza a túneles en la Franja. En tanto, otros se hicieron presentes en una declaración conjunta al cuestionar cuándo permitirán que sus hijos, sus padres, sus hermanos o sus parejas vuelvan a casa, pues éste será el segundo año consecutivo que sus sillas estén vacías para la celebración de Acción de Gracias.
Por separado, Hamas se declaró dispuesto a negociar, lo que contempló Tel Aviv al aceptar el acuerdo con Hezbolá, pues el premier dijo que así aislaría al movimiento de resistencia islámico y forzaría este paso crucial.
El grupo insistió que sus condiciones, pese a múltiples intentos frustrados, no han cambiado. Y fuentes en la región informaron que considera esencial la salida permanente de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el retorno de los desplazados y un intercambio por prisioneros, lo que ha negado repetidamente la nación, como adelantó inicialmente la agencia francesa AFP.
Al respecto, mediadores confirmaron que los terroristas buscan un posible acercamiento y poco después Egipto reveló que una delegación viajará en breve a Tel Aviv para sentarse a negociar y escuchar demandas con miras a concretar esta histórica decisión sin exponer la seguridad de Israel para seguir los pasos de Líbano, que ayer vivió su primer día de nueva paz, pero con incidentes menores, pues el ejército israelí disparó contra presuntos combatientes que trataron de acercarse a zonas limitadas cerca de la frontera, lo que dejó varios detenidos.
Y es que desde las primeras horas del alto al fuego se identificó un repliegue de combatientes ante el arribo de fuerzas oficiales, mientras decenas o cientos de desplazados retornaron a la zona fronteriza a bordo de autos cargados con maletas, colchones y muebles, según Reuters, en medio de un ambiente festivo ante el resonar de los claxon, pero que poco a poco se diluyó al atestiguar el daño sufrido por los bombardeos que se intensificaron en los últimos meses, escenario bélico que terminó justamente con un golpe final de las FDI a la milicia proiraní al destruir un complejo subterráneo de casi 1.5 kilómetros de largo cerca de la frontera con Siria, según una publicación en X.
En ese lugar presuntamente fabricaban armas y suministraban material presuntamente desde Irán, lo que evidencia la importancia de anular ese frente, por lo que el vocero del ejército, Daniel Hagari, reivindicó que respondieran “con fuego” ante una amenaza.
Dicha acción coincidió con la respuesta del gobierno israelí a la orden de arresto contra el primer ministro. A casi una semana de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera dicha medida por presuntos crímenes de guerra en la zona devastada, la oficina del funcionario reveló que apelará, lo que recuerda que aliados le han externado su apoyo, como el caso de Estados Unidos y Francia que se mostraron reacios a cumplir con la medida, mientras que otros que lo respaldan en su legítima defensa contra Hamas, Hezbolá y otros grupos se dijeron dispuestos a arrestarlo si viaja a su territorio, según declaraciones desde Reino Unido y Países Bajos.