Pese a librar la votación para destituirlo, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, sufre nuevos reveses en el poder tras la polémica imposición de una ley marcial que de inmediato el Congreso le rebotó.
La prensa local reportó que ayer el mandatario sumó otra renuncia en el gabinete, cuatro días después de la separación obligada del líder del ejército, Kim Yong Hyun. Ayer oficializó su salida el titular del Interior, Lee Sant-min, quien reconoció que no confía en que el político pueda continuar en el poder después de la crisis por la que la ciudadanía sigue saliendo a las calles para exigencia su destitución.
Y ese mismo día se reportó que el exmiembro del gobierno y quien asumió la responsabilidad de la ley marcial fue detenido por su participación en los actos que envolvieron en una oleada confusa a Seúl; incluso se le decomisó su teléfono como parte de las investigaciones, lo que apunta a dar seguimiento a todos los que participaron en esta polémica acción, luego de que el propio Kim Yong Hyun defendiera que los militares sólo siguieron sus órdenes.
Pero no es el único que enfrenta temas legales, pues la agencia regional Yonhap reveló que la Policía analiza restringirle salidas al presidente en medio de las denuncias por traición.
Un oficial reveló que aún no hay restricciones, pero sigue la revisión, mientras la nación sigue hundida en una fuerte crisis en la que la oposición no desiste de echar al ejecutivo federal, pues se reveló que van por una segunda votación el próximo 14 de diciembre.
