Rebeldes van por perseguir a criminales de guerra

Arranca era “libre” de Siria con un interinato de 3 meses

Mohammed al Bashir se compromete a dar estabilidad, la población confía en que repita lo hecho en Idlib, su bastión; gobiernos extranjeros siguen atentos ante preocupaciones por el resurgimiento del terrorismo

Refugiado sirio entrega sus documentos a autoridades en la frontera entre Turquía y Siria para cruzar de vuelta a la nación, ayer.
Refugiado sirio entrega sus documentos a autoridades en la frontera entre Turquía y Siria para cruzar de vuelta a la nación, ayer. Foto: AP

El movimiento rebelde Hayat Tahrir al Sham (HTS) afianza la ruta para la nueva gobernanza en Siria al arrancar la era pos Bashar Al Assad con un interinato de unos tres meses.

Luego de designar a Mohammed al Bashir, líder moderado, como encargado de transición, la televisión siria informó que el elegido fungirá como primer ministro interino hasta el 1 de marzo, estableciendo un plazo para la nueva normalidad en libertad en coordinación con exfuncionarios, quienes ya entregaron documentación para ceder el poder, así como de todos los frentes en un intento de mostrar al mundo su capacidad de gobernar y de lograr la unidad, lo que unos ven como buena señal.

En su primer mensaje al país, tras reunirse con exmiembros de la última gestión, el mando del llamado Gobierno de Salvación en Idlib y quien se unió a los rebeldes durante la Primavera Árabe prometió reconstruir Siria a través de la estabilidad y la tranquilidad ante un panorama incierto, pues, aunque derrotaron a Bashar al Assad y acabaron con un régimen dictatorial de 24 años —53 al sumar los de su difunto padre, Hafez al Assad—, no hay garantías sobre cómo será el nuevo poder y persiste la amenaza de que resurjan grupos terroristas, como el Estado Islámico.

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Gráfico ı Foto: Especial

Y agregó que está listo para poner en marcha su futuro, ante lo que se anticipa que el ingeniero eléctrico de profesión nombre en breve a sus ministros, tema en el que medios árabes revelaron que ya entró en contacto con empresarios para adoptar una economía de libre mercado, principal preocupación ante el alza de precios, y con naciones árabes del Golfo, mientras edificios gubernamentales siguen cerrados y más desplazados vuelven a través de las fronteras.

Para ello, el HTS apunta por disolver la seguridad y anular las leyes de terrorismo rumbo a más libertades para reestructurar a las Fuerzas Armadas. Lo que pareció un mensaje a la comunidad global que los vigila.

Proceso en el que residentes ven una esperanza al confiar en que Al Bashir replique lo que ha hecho en el noroeste bajo el “Gobierno de Salvación”, pues declararon a la cadena Al Jazeera que mejoró la situación de su población, aunque otros medios recordaron que éste también tiene un pasado de represión, al ordenar ataques contra disidentes.

A esos cambios se suma una contundente persecución contra “criminales de guerra” en todo el país.

El artífice del derrocamiento, Abu Mohamed al Jolani o Ahmed al-Shara, advirtió que castigarán a los represores, pues no tolerarán a quienes tienen las manos llenas de sangre. Incluso, adelantó, según la prensa, que el nuevo gobierno prepara una lista, lo que apunta a exmandos militares y quienes ejecutaron múltiples actos de tortura contra la población y presos, sin especificar qué tipo de represalias enfrentarían y mientras la gente busca a sus familiares recluidos entre cadáveres apilados en la morgue, algunos en descomposición o descuartizados, según testimonios recabados por Reuters.

Bajo este escenario Damasco sigue en la mira mundial. A los ofrecimientos a trabajar de cerca de países se suman peticiones para proteger sus intereses. Estados Unidos y la Unión Europea coincidieron en llamados a colaborar siempre y cuando sigan estándares internacionales y renuncien a nexos terroristas.

La jefa diplomática del bloque europeo, Kaja Kallas, instó a los rebeldes a tomar en serio este enorme desafío al admitir que hay “preocupaciones legítimas” ante el riesgo de más extremismo y nuevas olas violentas, al tiempo que advirtió que podrían terminar igual que Libia o Irak, gobernada por talibanes, mientras fuerzas extranjeras siguen en la zona, pero piden a connacionales salir por peligros latentes.

Dichas amenazas no se concentran sólo en el terrorismo, sino en nuevos bombardeos. Israel confirmó que en los últimos días lanzó más de 300 ataques.

Pese a las críticas, el país judío justificó su operativo Flechas de Basán al detallar que eliminó hasta 80 por ciento de la capacidad del ejército derrocado en regiones como Damasco, Homs, Latakia y Tartus, al eliminar infraestructura, como almacenes con armas químicas, misiles, sitios de fabricación de equipo de riesgo, aeronaves y buques de guerra ante el evidente riesgo de que caigan en manos enemigas. Pero no fueron los últimos en atacar, pues se reportó que Turquía disparó contra kurdos.

En tanto, Rusia expuso detalladamente que el escape del líder derrocado fue a cargo de la potencia, de acuerdo con declaraciones del viceministro de Exteriores, Sergei Riabkov, quien días después de asilar al aliado indicó que lo transportó de manera segura al actuar “como corresponde en una situación tan extraordinaria”.