Ofrece apoyo para nueva gobernanza

ONU ve señales de “esperanza” en Siria tras un cambio de poder

Geir Pedersen, enviado del organismo, admite que transición es visible; dice a rebeldes que enfrentan retos clave y el mundo analiza quitar sanciones y sacar de la lista terrorista al grupo islámico

Rebeldes y ciudadanos posan para evidenciar la nueva normalidad en la nación, ayer. Foto: Reuters

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que Siria, bajo el control de rebeldes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) tras el derrocamiento del régimen de Bashar al Assad, muestra una buena ruta para conformar un nuevo gobierno con un cambio que ya es visible y “genera grandes esperanzas”.

En su primera visita a la nación, misma que apuesta a liberarse tras décadas de tiranía, el enviado especial del organismo, Geir Pedersen, abundó que se perciben buenas señales en medio de una aparente paz que sorprendió incluso a analistas, pues aceptan que anticipaban choques por facciones en pugna por el poder, pero la definición de una administración interina calmó las tensiones que amenazaban con agravar la crisis que arrastra Medio Oriente desde 2023 por la guerra entre Israel y Hamas en Gaza.

A la espera de reunirse con el gobierno de facto, el representante de António Guterres enfatizó ante la prensa en Damasco que la transición depende únicamente de los sirios, pues sólo ellos tienen poder de decisión, pero el mundo cuenta con las herramientas para ayudar en futuros retos para allanar el camino de la tranquilidad y la nueva normalidad en ese territorio, al que poco a poco retornan miles de desplazados y refugiados tras el colapso del régimen de Al Assad.

Geir Pedersen enlistó tres grandes prioridades para el movimiento liderado por Ahmed al Shara —antes conocido como Abu Mohammed al Jolani—, que las instituciones sigan operativas, que prevalezca la ayuda humanitaria para residentes y quienes faltan por regresar y fortalecerse para lograr una recuperación económica, procesos para los que el enviado tendió la mano a Siria para avanzar en esta nueva gobernanza provisional con justicia y rendición de cuentas, pero con la clara advertencia de “que no haya ninguna venganza”, pues ello obstruiría los pasos que se han dado en los últimos días, según un comunicado difundido por ese organismo.

El cambio que estamos viendo ahora después de la caída del régimen de Assad ha sido inmenso, y por supuesto, genera grandes esperanzas, pero sabemos que tenemos muchos desafíos por delante
Geir Pedersen, Enviado especial de las Naciones Unidas en Siria

Y frente a corresponsales que lo esperaron en Damasco acotó que los rebeldes y la población en general requieren ayuda específica y no sólo insumos. Por ello, se pronunció por el retiro de las sanciones, pues consideró que así facilitarían la reconstrucción de infraestructura, su economía y hasta el poder tras más de una década en guerra y casi medio siglo de dictadura, lo que respaldaron dos representantes más de esa oficina.

Por un lado, el oficial superior del Departamento de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz de la ONU, Kiho Cha, destacó que “sería un regalo” para la región revertir la congelación de activos, las prohibiciones de viaje y el embargo de armas para impulsar los cambios que se han anunciado, mientras que el coordinador residente de la ONU, Adam Abdelmoula, aseguró que es clave abrir vías de comunicación como ya se hizo cuando el HTS lideraba únicamente Idlab, enfatizando que hay confianza en que lo hecho allí se replique a nivel nacional.

Y es que más voces en el mundo se abren a la posibilidad de rebajar la contención y aislamiento que prevalece para sumar al país al escenario geopolítico tras uno de los regímenes más represivos.

Varias naciones ven viable eliminar al movimiento islámico HTS de Al Shara de la lista terrorista, con tal de avanzar en cambios políticos y humanitarios. No obstante, la decisión no depende de la ONU, sino de Estados Unidos y países de la Unión Europea (UE) que lo catalogaron de amenaza por sus nexos en el pasado con grupos extremistas como Al-Qaeda y el Estado Islámico (EI o ISIS, por sus siglas en inglés), de acuerdo con declaraciones de Adam Abdelmoula.

Además, potencias ofrecen una mayor colaboración sólo si Siria sigue como hasta ahora. Desde Washington, el secretario de Estado de Joe Biden, Anthony Blinken, confirmó que ya hay contacto directo con los rebeldes, pero remarcó tras una reunión en Jordania que todo dependerá de si concretan la inclusión y respeto a las libertades prometidas.

En tanto, Turquía, que presuntamente respalda desde hace años a combatientes de Al Shara, externó su disposición de trabajar en lo militar, por la seguridad regional, mientras delegaciones como Francia muestran voluntad de enfilar los planes sirios, mientras que Alemania instó a una integración global, pero advirtió que no quedarán impunes los abusos y actos de tortura del régimen que gobernó 24 años. Por separado, Israel llamó a no ceder del todo al admitir que es posible que los rebeldes muestren una cara moderada y ésta cambie cuando el mundo le quite los ojos de encima, en referencia a grupos terroristas, pues el mayor riesgo es el Estado Islámico que, calculan, en una semana ya mató a unas 70 personas.

Y en medio de estos planteamientos la región sigue en calma. Luego de horas y días de parálisis por temor y desconocimiento, agencias confirmaron que ayer reabrieron escuelas, universidades, comercios y comunidades minoritarias, como cristianos y musulmanes, retornaron a sus templos, pese al miedo de una persecución, mientras se adentran en esta nueva normalidad.

El organismo destaca los principales desafíos para concretar este cambio luego de décadas bajo un régimen autoritario.

  • Que la transición incluya a todos los sirios
  • Gobierno interino debe mantener a las instituciones operativas; es decir, que continúen los servicios, el orden público y la seguridad
  • La nación debe recibir más ayuda humanitaria para los residentes actuales y refugiados que están regresando
  • Apoyar a la región para una recuperación económica
  • Hacer justicia y rendición de cuentas por crímenes del régimen, pero sin venganza