Con explosivos ocultos en un patín eléctrico las tropas de Volodimir Zelenski eliminaron al jefe de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia (RCBZ, por sus siglas en inglés), Igor Kirillov; uno de los mayores golpes al invasor al ser el enemigo de mayor rango asesinado y Moscú prometió duras represalias.
Al confirmarse el crimen del teniente general de 54 años, el régimen de Vladimir Putin culpó al ejército rival de este nuevo atentado terrorista; en respuesta, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) reivindicó la autoría contra quien era considerado una amenaza como “criminal de guerra y objetivo completamente legítimo”, pues según datos de Ukrainska Pravda se cree que usó y promovió armas prohibidas y agentes tóxicos contra la resistencia en el campo de batalla, como la cloropicrina, insecticida altamente dañino para los pulmones.
El Comité de Investigación del régimen y el canal de Telegram Mash expusieron que el mando militar fue sorprendido junto a su asistente, Ilia Polikarpov, con la detonación del artefacto armado con unos 300 gramos de explosivos afuera de su edificio residencial en Ryazansky Prospekt; acto del que quedó registro en video, pues una grabación de un vehículo en la calle mostró el momento del estruendo, mientras en la escena, ya asegurada, quedaron los dos cuerpos tendidos en el suelo entre escombros, cristales rotos y la nieve, a días del inicio del tercer invierno en esta guerra.
El atentado sacudió al vecindario alrededor de las 06:00 horas, según testigos que escucharon el golpe o sintieron cómo se cimbró todo; y es que se cree que las víctimas no tuvieron reacción y murieron al instante.
Apenas habían avanzado unos metros tras cruzar las puertas del inmueble para abordar un auto oficial que los esperaba en la calle, presuntamente para asistir a una reunión, cuando el scooter colocado estratégicamente explotó tras ser activado por señal de radio o de teléfono celular, según sospechas.
Sin embargo, al cierre de esta edición no se determinó el método usado contra el oficial de mayor rango asesinado en territorio ruso, mismo que en un inicio se trató como sabotaje y que Rusia elevó a cargos de terrorismo, homicidio y tráfico ilegal de armas.
Y a la par de las investigaciones, el Ministerio de Defensa destacó la labor del líder que, aseguró en un obituario publicado por TASS, siempre trabajó por la patria para garantizar la seguridad de su pueblo y sus fuerzas en pleno conflicto, y alertó sobre el almacenamiento de patógenos por parte de Kiev para usarlos contra sus fuerzas, entre éstos Covid-19, VIH, hepatitis, dengue, Zika y fiebre amarilla, lo que contrasta con acusaciones en su contra.
Tras la conmoción, el Kremlin amagó con perseguir a los autores intelectuales al apuntar a líderes militares y políticos.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvedev, llamó a perseguir a los responsables de ese homicidio, lo que recuerda que no es el único atentado cometido por Kiev que involucra explosivos, casi seis meses después de la invasión los ucranianos mataron a Daria Dugina, hija del ideólogo del Kremlin Alexander Dugin, y un año después mataron con un muñeco al bloguero Vladlen Tatarsky en un negocio que pertenecía al difunto Yevgeni Prigozhin, fundador del extinto Grupo Wagner; además, esa nación acumula más reveses, pues se reportó que tropas norcoreanas que los reforzaron hace semanas ejecutaron a varios militares rusos al confundirlos con la resistencia.
Y tras el golpe Dmitri Medvedev, aliado clave de Vladimir Putin, también instó al régimen a “destruir a los autores intelectuales”, al afirmar que están en Kiev, aunque evitó dar nombres, y defendió a Igor Kirillov, a quien recordó como un profesional “leal y honesto”, ante acusaciones de utilizar armas químicas contra soldados enemigos, y hasta prometió “un castigo inevitable” para Kiev.
Por separado, la vocera de Exteriores, Maria Zajarova, implicó a Estados Unidos en los hechos al sostener que esto tiene sus huellas como cómplice y patrocinador de Ucrania, luego de que la Secretaría de Estado de la potencia negara tener conocimiento previo del atentado; la representante rusa añadió que en casi tres años Washington “no ha condenado ni una sola vez un atentado terrorista o un asesinato planificado por Kiev”.
Ante ello, Moscú va por medidas contundentes contra la nación vecina y promueve sanciones en el exterior al demandar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas abordar la supuesta escalada terrorista en su próxima reunión, programada para el próximo 20 de diciembre, pero sin hacer alusión a los amagos de usar equipo nuclear ni al presunto uso de armas químicas.
