Canadá planteó al gobierno entrante de Estados Unidos implementar una Fuerza de Ataque Conjunta para combatir la migración y el tráfico de drogas con tal de frenar la amenaza arancelaria del presidente electo, Donald Trump.
En medio de la presión interna para que renuncie el primer ministro, Justin Trudeau, su gabinete confirmó un acercamiento con el futuro zar fronterizo de ese país, Tom Homan, para instaurar cambios a lo largo de los más de cinco mil kilómetros de frontera que comparten, lo que beneficiaría y traería prosperidad a la región, enfatizando en la cooperación.
Para ello, Ottawa invertirá 900 millones de dólares en seis años —periodo mayor a una gestión estadounidense—, según declaraciones del titular de Seguridad Pública, Finanzas y Asuntos Intergubernamentales, Dominic LeBlanc.
Éste precisó en conferencia que redoblarán acciones contra la migración irregular y el crimen organizado, pues uno de sus pilares ante esta presión es interrumpir las cadenas de suministro de precursores, como el fentanilo, fortalecer a sus fuerzas, mejorar la integración y coordinación con EU, elevar el intercambio bilateral y reducir movimientos fronterizos, bajo la apuesta de revertir la inminente “guerra arancelaria”, que según el exlíder de la Casa Blanca comenzaría con 25 por ciento y escalaría gradualmente a 100 por ciento si no aceptan sus condiciones.
El plan presentado tras la renuncia de la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, incluye incrementar la vigilancia por aire, con helicópteros, drones y torres de vigilancia móviles, como adelantó Reuters; lo que corroboró la nación al revelar en un comunicado que habrá más operativos, mejorarán su infraestructura y herramientas para detectar amenazas, ya sea droga o personas ilegales, entrenarán a equipo canino para ello y destinarán más fondos a la Policía Montada y la Agencia de Servicios Fronterizos para fortalecer dicho sistema, como le exigen.
Dominic LeBlanc, quien acompañó al premier a una cena en Mar-a-Lago hace días, resaltó que la estrategia pareció convencer al zar de Donald Trump en una llamada el pasado 16 de diciembre, al destacar que se dijo optimista; no obstante, quien releva a Freeland dijo que no hubo acuerdos. Y es que buscan ampliar las negociaciones al recalcar que comparten la misma preocupación.
Incluso, el funcionario asestó que este viraje confirma que atienden los comentarios de Washington, pues ya se han limitado permisos laborales y trámites de asilo, especialmente a procedentes de México, una de las nacionalidades que más satura la frontera sur de EU; mientras Reuters notificó que Ottawa redobló las capturas con 23 mil en el último año fiscal, cifra inferior a las 2.1 millones que hubo entre EU y México, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Sin embargo no hubo respuesta de EU de si esa ruta evitaría la imposición de aranceles, que tendrían un impacto muy fuerte; por el contrario, el magnate mantuvo sus criticas contra Justin Trudeau y a días de rebajarlo a “gobernador”, recalcó que es mejor que Canadá se convierta en el estado 51, con lo que se “ahorrarían muchísimo en impuestos”, según una publicación en redes sociales.
TRUMP MUESTRA PODER. El futuro mandatario reivindicó su influencia al provocar un revés y bloquear el proyecto de gasto que se extendería hasta marzo.
Respaldado por los elegidos para el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk y Vivek Ramaswamy, presionaron, hasta con amenazas, para batear el proyecto bipartidista “excesivo” por el despilfarro y destrucción demócrata, lo que refutó el líder liberal, Hakeem Jeffries, al acusar que la orden fue cerrar el gobierno.
Ahora, el líder de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se verá obligado a buscar un plan B, pues Donald Trump y JD Vance, su vicepresidente electo, exigen “renegociarlo por completo”, al advertir que no darán al rival lo que quiere, pues ése no correspondería, y se corre el riesgo de parálisis, pues la fecha límite es la medianoche de mañana.
