Con las advertencias “¿cuánto pagaste para que violen a tu hija?”, “tu esposa y tu hija pagarán el viaje con sus cuerpos”, “lo lamentarás para siempre” o “serás encarcelado”, Texas lanzó una polémica campaña para disuadir a quienes intentan ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
El gobernador fronterizo, Greg Abbott, colocó múltiples carteles a lo largo de los límites con México para desalentar a migrantes que buscan una nueva vida, acción adicional a sus vallas de alambre de púas y las boyas en el río Bravo, con lo que endurece su respuesta ante las oleadas de ciudadanos irregulares a casi 30 días de que su aliado y presidente electo, Donald Trump, asuma el poder con una marcada política antimigrante y la prometida mayor deportación de la nación.
En conferencia desde Eagle Pass el republicano justificó este “esfuerzo” de la Operación Estrella Solitaria para combatir la política de fronteras abiertas de Joe Biden; explicó que el objetivo es mostrar a los ilegales con fotos de operativos policiales, gente arrestada o encerrada, y esas duras leyendas “la realidad de lo que les va a ocurrir”, ante el peligro al que se exponen por poner sus vidas en manos criminales para cruzar la frontera.
“Estos carteles cuentan las historias de horror de la trata de personas”, detalló frente al material gráfico en caballetes al redoblar las advertencias para que la población reconsidere su plan de hacer la travesía, pues sentenció “no se arriesguen”, ya que ante el arranque del gobierno del magnate serán deportados.
La campaña que costó unos 100 mil dólares no sólo va dirigida a quienes ya están cerca de la frontera, sino a quienes piensan emprender el viaje, pues también instalaron espectaculares estratégicamente en México, en puntos desde Matamoros hasta Juárez, según sus declaraciones, así como en El Salvador, Guatemala y Honduras, cuyos mensajes se leen en español, chino, ruso y hasta árabe, evidenciando el cúmulo de nacionalidades que arriban a esa frontera.
Greg Abbott enfatizó que las mujeres y menores de edad son los más expuestos a agresiones sexuales, asaltos y otros crímenes ante coyotes, contrabandistas y pandilleros, por lo que insistió a ese sector a analizar si vale la pena pagar y arriesgarse a ultrajes y humillaciones.
Al respecto, la propietaria del lugar donde se realizó la conferencia, Kimberly Wall, dijo que ella y su esposo, Martin Wall, han encontrado víctimas abandonadas a su suerte, como el caso de una niña agredida por más de 10 hombres; relató que su pareja ya ha quemado tres “árboles de violación”, aquellos a los que delincuentes lanzan la ropa interior de víctimas, señal de lo que le ocurriría a otras mujeres. Mientras que la directora de la Asociación Texas contra la Agresión Sexual, Rosa Luna, dijo que se documentan múltiples casos de lo que llamó “crisis silenciosa” al indicar que muchas mujeres son víctimas del peligro del que huyeron en sus países de origen.
Por ello, el conservador insistió que no es sólo disuadirlos “sino ayudarlos a comprender las consecuencias”, pues a la amenaza criminal se suman consecuencias legales por irrumpir en EU; y recalcó que en ese país expandirán las barreras fronterizas, pues con Donald Trump y su zar fronterizo, Tom Homan, la prioridad es deportar a todos aquellos que ingresaron o están ilegalmente ahí.
Y ese mismo día se reveló que, bajo la gestión demócrata, incrementó drásticamente el número de devoluciones.
Según el informe anual del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en este año fiscal, EU expulsó a 271 mil extranjeros a unos 190 países, casi el doble de los 142 mil del año previo, fijando el mayor número desde 2014, cuando contabilizaron 315 mil devoluciones a América, Asia y África.
Además, destaca que Biden, pese a que revirtió políticas de Trump, superó ligeramente (1.5 por ciento) los índices del peor año para esta comunidad en el primer mandato del magnate, pues en 2019 éste echó a 267 mil. Y el republicano promete volver con un récord para expulsar a millones de irregulares, y empezaría por los procesados listos para ser devueltos a sus naciones, de las que huyen por temas de violencia.