Critican que no cerró espacio aéreo

Culpan a Rusia del derribo; la OTAN llama a investigar

Farah Daklallah, vocera de la alianza, convoca a indagar la evidencia ante sospechosas perforaciones en el avión; Kremlin pide no precipitar conclusiones tras negar el aterrizaje

Bomberos y personal de emergencia revisan las condiciones en que quedó la aeronave siniestrada por causas aún no confirmadas, ayer.
Bomberos y personal de emergencia revisan las condiciones en que quedó la aeronave siniestrada por causas aún no confirmadas, ayer. Foto: AP

Los gobiernos de Azerbaiyán y Estados Unidos admiten que la caída del avión azerbaiyano en Kazajistán no fue un accidente, pues pruebas en la escena en la que murieron 38 personas apuntan a que fue derribado por armas de Rusia, nación en guerra con Ucrania.

El Embraer 190 se vio forzado a aterrizar tras ser alcanzado por metralla de un misil tierra-aire, lo que afectó principalmente a la cabina, revelaron fuentes a Euronews al detallar que en presuntos ejercicios contra amenazas ucranianas el Kremlin activó su sistema de defensa aérea en Grozny sin declarar que no se podía usar ese espacio aéreo.

Un día después de la tragedia y en medio del luto e investigaciones, pues ya se recuperó una segunda caja negra, autoridades bajo anonimato precisaron que el golpe averió el sistema de navegación, por lo que los pilotos solicitaron una zona para aterrizar, misma que les negó Moscú al declarar que no había ningún aeropuerto disponible porque todos permanecen cerrados por seguridad, obligando a ésta a permanecer en el aire, pese a las condiciones, hasta que se estrelló en Kazajistán, donde se partió en dos y quedó envuelta en llamas.

Versión que respaldaron expertos en aviación al concluir, de acuerdo con The Associated Press, que muy probablemente el invasor disparó un proyectil en la zona para repeler drones enemigos, ya que imágenes de la estructura muestran orificios provocados por esas armas y en videos de la caída se comprueba que perdió un ala y la cola sufrió importantes daños. Incluso, el especialista de OPSGroup, Mark Zee, admitió que, aunque falta investigar, la probabilidad de un ataque es de entre 90 y 99 por ciento, mientras surge nueva información, pues sobrevivientes afirman haber escuchado una explosión, lo que se ligaría con las perforaciones que también se observan en algunos asientos.

Ante ello, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) presionó para una revisión profunda e identificar la causa y hasta posibles responsables.

“Pedimos que se lleve a cabo una investigación exhaustiva”, publicó en su cuenta de X la vocera de la alianza, Farah Dakhlallah, entre especulaciones y mientras líderes dan seguimiento a la situación, lo que resalta porque podría ser el segundo vuelo comercial derribado por Rusia en una década, pues a mediados del 2014 causó el colapso del MH17 de Malaysia Airlines en territorio ucraniano, en medio de la disputa por Crimea.

No obstante, Rusia, sin un deslinde hasta el momento, demandó no precipitarse y esperar las conclusiones de quienes ya abrieron expedientes en la materia, lo que recuerda que un día antes el Consejo de Seguridad Nacional ucraniano dijo que el rival trataría de “tapar el incidente”.