Asombra que gobiernos no le hagan frente

Trump arrancará deportaciones “con 1.3 millones ya notificados”

La doctora en Ciencia Política Luicy Pedroza anticipa las vías por las que el republicano ejecutará su apuesta contra ciudadanos irregulares, aunque no podrá hacerlo todo; duras políticas podrían tener eco en la región, reconoce

Miembros de la Guardia Nacional refuerzan las barreras fronterizas en Texas, en marzo pasado.
Miembros de la Guardia Nacional refuerzan las barreras fronterizas en Texas, en marzo pasado. Foto: Reuters

Donald Trump mostró en su primera gestión en Estados Unidos que está dispuesto a todo para sus planes, lo que anticipa que este segundo mandato será similar, con medidas legales e ilegales, para dar forma a la apuesta de deportaciones masivas.

La doctora y especialista en políticas migratorias del Colegio de México (Colmex), Luicy Pedroza, comentó en entrevista con La Razón que para tal proceso ya hay ciertas bases, en referencia al camino para expulsar a miles o millones y arrancar las devoluciones con quienes ya fueron notificados de su expulsión.

Escenario que preocupa por las condiciones en que lo hará, ya que no hay embates claros al interior de EU o en América Latina para limitarlo; por el contrario, podría generar un efecto cascada y que más países repliquen sus actos, aunque falta ver cómo lo implementará, por el alto costo y si logrará el volumen para ser la mayor deportación en la historia.

¿Qué podemos esperar para el arranque de Trump ante amenazas de deportación? Es de esperar que tome acciones prontas con la presión de dar resultados, incluso cada semana; ya prepara el terreno para deportaciones al ir contra quienes ya se les procesa en el sistema judicial, que tienen antecedentes, en EU pueden ser infracciones menores, de tráfico, que sirven para iniciar un proceso. Éstas son las primeras contra las que va a actuar y contra nacionalidades a las que les han conferido programas de Estatus de Protección Temporal, que son reversibles. Entre las nacionalidades debemos estar alerta y preparados para recibir a mexicanos por muchas razones, la principal, la cercanía, por una frontera compartida.

México es un ejemplo de lo que puede hacer ¿qué tanta influencia tendrían gobiernos de América Latina? México ya sentó un precedente. Aceptó en la primera presidencia de Trump, con el Título 42, que devolvían a personas que no eran mexicanas y, más tarde, con el MPP 2.0, bajo la presidencia de Biden, a personas de Nicaragua, de Venezuela y otros. Entonces no tenemos muy buenas cartas para rechazarlo; otros países puede que estén dispuestos a ofrecer algo a cambio. EU está organizando centros de procesamiento y, aunque no están en operación, ya contó con la anuencia de gobiernos de diferente cariz ideológico, Colombia estuvo de acuerdo con éstos, que hagan allá su solicitud y se procese antes de que transiten. Hay un precedente en la aceptación de terceros países como en la negociación de procesamiento migratorio en territorios incluso bastante remotos.

¿Cambia al trato que ha dado a naciones, en el que busca negociaciones a modo para forzar cambios? La manera de negociar de Trump es amenazando primero, una posición maximalista, para conseguir sus intereses y así obtener lo más que puede, maniobra que aplica en el terreno comercial, de seguridad y migratorio, además mezcla agendas. Sabe aprovecharse de las interdependencias complejas, y lo que asombra es que sus contrapartidas no tengan esa pericia. Es un actor tan poderoso que es difícil hacerle frente, por su peso y poder, y el tipo de estrategia tan adversaria, pero las interdependencias significan que le interesan cosas de otros, la cuestión migratoria, estabilidad regional, buenas relaciones y que productos estadounidenses sigan entrando a esos mercados. Asombra que sí logra, desgraciadamente, encontrarse con gobiernos para presionar, con cada uno va a buscar cartas que engrandecen su poderío o empequeñecen al otro. Y asombra que no exista una mayor cooperación latinoamericana ante un embate bilateral; no están todos en la misma agenda de izquierda, el de México tiene políticas progresistas y otras que no son de izquierda, la reducción de presupuestos es típicamente de derecha. En temas internacionales, cuando ese actor hegemónico se postula de manera tan adversaria antes de asumir tendríamos que esperar un contrapeso en foros multilaterales. Me preocupa que las posiciones horribles, espantosas y antihumanas de Trump empiecen a encontrar eco y seguidores en otros países. Inevitablemente hay que pensar en lo que hizo en su primer gobierno al enjaular a migrantes y niños. Una vez que un actor de ese peso se permite ciertas cosas, hay efectos cascada de gobiernos que adquieren tintes nacionalistas y xenófobos; ése es más bien el miedo, que lejos de generar una alianza para defenderse, empiece a ser un factor de emulación.

Trump se concentra en los primeros días y decretos, ¿qué pasa con el asilo y los permisos? Va a tratar de implementar su plan por varias formas, legales y dentro de sus competencias, como decretos ejecutivos, reavivar leyes dormidas, replicar leyes orientadas a seguridad nacional en contexto de guerra, redefiniendo a personas irregulares como una amenaza, e intentar utilizar al ejército, pero no puede hacerlo todo. Aunque EU está en una situación de instituciones democráticas debilitadas, por la mayoría de Trump y el Partido Republicano, sigue habiendo un Estado de derecho, una sociedad civil organizada y asociaciones pendientes del uso desmedido de las facultades legales y que estarán poniéndole límites, pero Trump va a intentar actuar por diferentes vías, como alianzas con republicanos, podemos esperar acciones funestas, se están declarando más grupos autoorganizados como voluntarios para asistir al presidente en labores de vigilancia y aprehensión de migrantes, aunque no tienen la facultad de detener personas, van a ayudar a dar el pitazo, alertar donde están los migrantes y, en la medida que los dejen, tomar mano propia, ya ha habido actos perpetrados por Minuteman cazando migrantes. Podemos esperar un cúmulo de acciones, legales o ilegales; dentro del marco de lo legal, lo que más queda a la mano es definitivamente reavivar los procesos que ya están en marcha para 1.3 millones de personas que ya recibieron notificación de expulsión, pero no han sido deportadas. Es muy probable que sean las primeras con las que tome acción, luego personas con antecedentes, y esperar que a mediano o largo plazo busque medidas cada vez más expansivas, recordemos que su meta es ser el mayor deportador y, tristemente, sí hay ejemplos, particularmente a México. Se puso eso como meta y va a intentar conseguirlo.

Se alinea apoyo para el plan ¿cómo lo fortalece esto? Trump no llega en el vacío. Han sucedido muchas cosas, en la campaña hubo acciones como llenar aviones de venezolanos y enviarlos a Chicago y a Nueva York, la intención de gobiernos fronterizos era, por un lado, hacer palpable que están mucho más afectados —que seguramente es difícil de debatir— pero también poner a gobierno demócratas contra la pared con acciones simbólicas, fueron acciones muy mediáticas y visibles bajo una situación de amenaza de qué pasaría si nos mandan a todos. La migración es un desafío, pero la gran pregunta es cómo enfrentarla, si es realista erigir muros o, más bien, lo que hace falta es un pacto de solidaridad y en qué se pone el dinero, las deportaciones van a ser un plan costosísimo como el establecimiento de centros de detención y luego la deportación misma. A México no será tan caro, pero pensemos a Venezuela, Nicaragua, Ecuador o regiones extracontinentales. Hay un asunto económico, esos centros están operados por empresas, se convirtió en un negocio gigantesco en lo que antes eran cárceles mínimamente reformadas; detrás de este asunto hay una economía de la deportación.