Persisten actos de protesta y cacerolazos

En Cuba, 11-J dejó un nuevo “actor colectivo”

Movilización masiva sin convocatoria sorprendió al régimen en 2021, que la deslegitimó; sectores populares muestran inconformidad ante un reclamo que se potencializó en redes

Los apagones, uno de los principales reclamos en la isla, son recurrentes, uno de éstos se registró el pasado 4 de diciembre.
Los apagones, uno de los principales reclamos en la isla, son recurrentes, uno de éstos se registró el pasado 4 de diciembre. Foto: Reuters

El fenómeno del 11 de julio del 2021 (11-J) en Cuba evidencia que hay una acción colectiva latente en busca de cambios en el Gobierno, aunque no logró un impacto en el sistema político.

Al evaluar el escenario por el 66 aniversario del triunfo de la revolución, la investigadora cubana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y autora del libro Protestas en Cuba: Más allá del 11 de julio, Velia Cecilia Bobes, explicó a La Razón que en 2021 se visibilizó un nuevo “actor colectivo” para encarar a la autoridad.

Manifestantes se unieron de manera espontánea ante la inconformidad social y política al salir “por primera vez masivamente a demandar algo”. La protesta que estalló sin convocatoria ni líderes en San Antonio de los Baños y que se expandió por la isla se convirtió en el mayor desafío en años por la magnitud dentro y fuera del territorio, pues atrajo el reflector mundial.

Al respecto, la socióloga precisó que se conjuntó una serie de factores para ese resultado, como la exigencia de medicinas y alimentos ante la pandemia de Covid-19, un descontento popular avivado por constantes apagones y un consenso político a la baja; lo que citó en su libro como el cúmulo de “frustración, cansancio, hastío, desesperanza, insatisfacciones, malestar e irritación popular, descontento social, insatisfacción generalizada y desaliento”.

Con lo que el 11-J fue posible por ser un acto tan espontáneo que sorprendió a La Habana y se benefició del efecto potencializador de las redes sociales, pues al transmitir en Facebook Live los críticos contagiaron su grito de libertad, para que otros “decidieran salir” en todas las provincias, generando un “efecto dominó” en Cuba, lo que “no se acostumbraba ver”, comentó Velia Cecilia Bobes.

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. ı Foto: Gráficos: La Razón de México

No obstante, las demandas por la represión, las condiciones de vida y la crisis económica, expresadas con consignas contra el régimen e insultos a dirigentes, no fueron suficientes para la permanencia de la movilización que fue disuelta casi de inmediato; sin condiciones para construir un liderazgo visible, ésta no tuvo continuidad como en los estallidos en Chile o Colombia o hasta la Primavera Árabe. También concurren factores desmovilizadores, como el éxodo de más de un millón de personas en los últimos años, el mayor desde 1959 y que refleja el impacto de la crisis estructural y la percepción de ausencia de oportunidades, a lo que se suma la represión y hostigamiento a quienes se manifiestan.

A pesar de todo, después del 11-J se siguen produciendo protestas de sectores populares, como cacerolazos, concentraciones y bloqueos de calles, entre otras, al registrar 120 eventos de este tipo en 2024, pero menos espectaculares sin la misma cobertura mediática, mientras el descontento sigue y, aunque es difícil de pronosticar, podría haber más intentos masivos a futuro.

Tema en el que la población se enfrenta a un régimen que ha sido exitoso históricamente para deslegitimar y cancelar a su oposición. El 11-J logró apagar la protesta y, posteriormente, redobló la persecución contra quienes participaron en esos actos al buscarlos en su casa, escenario por el que muchos fueron procesados y condenados a severas penas de prisión por delitos como “desacato, alteración del orden público, vandalismo e incluso sedición”. Y las pocas voces que trataron de emerger como líderes fueron silenciadas, encarceladas o forzadas a emigrar, como el caso de Yunior García.

A ello se suman duras leyes contra movimientos disidentes, ya que en Cuba “la construcción de liderazgo público es muy compleja, porque el Gobierno es muy exitoso en detectarlo y neutralizarlo”, evidenciando que “no existe la voluntad política de aceptar a la oposición”, escenario en el que la académica ejemplificó que en 2021 en noviembre se intentó convocar a una movilización, pero se les negó el permiso.

Y el régimen también vive condiciones adversas con un consenso fracturado en los últimos años; la investigadora documentó en su libro que los resultados electorales reflejan una caída en el apoyo, con una concurrencia que pasó de 99 por ciento, en 1993, a 74 para 2023, en el que la opción de “voto unido”, que predominó en el pasado, en los comicios por diputados en 2023 fue selectivo y en blanco y disminuyó de 95 a 72.1 por ciento, respectivamente. Sin embargo, hay sectores y un número significativo de personas que aún respaldan a la dictadura.

Portada del libro: Protestas en Cuba: Más allá  del 11 de julio
Portada del libro: Protestas en Cuba: Más allá del 11 de julio ı Foto: Especial

Protestas en Cuba: Más allá del 11 de julio

  • Autora: Velia Cecilia Bobes
  • Editorial: FLACSO, 2024