Pese a ligeros avances ante incendios forestales simultáneos en California, la situación empeora al confirmarse la muerte de 27 personas a más de una semana de la emergencia de bandera roja.
El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, informó que en sus recorridos hallaron más restos de víctimas que presuntamente quedaron atrapadas por el fuego, mientras contabilizan 31 desaparecidos, según reportes de familiares.
Dicha situación obliga a acelerar las búsquedas, específicamente en estructuras donde se les vio por última vez, por lo que especialistas en detección de cadáveres redoblan las inspecciones ante el temor de que varios de ellos estén entre las víctimas mortales, pues no todos han sido identificados y la oficina forense admitió que tardará varias semanas más.
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Sin embargo, hay esperanza, pues ayer hallaron con vida a 12 personas más en medio de la devastación que ya destruyó unas 12 mil estructuras, principalmente en Los Ángeles, al tiempo que permiten retornos supervisados en los que residentes corroboran sus pérdidas.
Pero la lucha sigue con el despliegue de miles de bomberos, socorristas y agentes de la Guardia Nacional, pues dos de los incendios, en Eaton y Palisades, no ceden, pero presumen un ligero éxito, pues el primero se redujo a la mitad al superar 50 por ciento, gracias a condiciones climáticas favorables y vientos débiles en comparación con los llamados de Santa Ana que han agravado la crisis al arrojar brasas a diversos puntos. No obstante, se pronostica que las ráfagas de riesgo regresarán para el fin de semana.
En tanto, autoridades admiten que la cuantificación de daños será más crítica de lo imaginado y que el impacto a la salud y ambiental será duradero.
A las pérdidas totales se suman afectaciones por la acumulación de escombros y material peligroso que prolongará las tareas de reparación y reconstrucción y las aseguradoras se enfrentan a déficits por el nivel de devastación.
Y, en torno a la contaminación, con agentes tóxicos en el aire que respiran efectivos en la escena, advierten que se suman otros materiales nocivos como pesticidas y combustibles, y que el agua podría contener sustancias químicas cancerígenas, lo que eleva el riesgo para el personal y vecinos cerca de los incendios, pues miles se quedaron sin casa y se refugian en sitios como el estadio Rose Bowl.