La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para un nuevo mandato incendió ánimos, en contra y a favor. En California, Nueva York y Chicago miles de personas se manifestaron en contra del presidente. Se unieron trabajadores de servicios, construcción de diversas nacionalidades, entre ellos mexicanos, centroamericanos y sudamericanos.
Además participaron miembros de la comunidad LGBT+. La protesta no sólo fue contra redadas, que acusaron ya iniciaron en campos de California; en una que llegó hasta la Torre Trump, en Chicago, Illinois, condenaron la retórica antiinmigrante, pero también el discurso del magnate sobre que sólo se reconocerán los géneros femenino y masculino, denuncias de racismo y libertad para los palestinos.
En simultáneo con su asunción al poder, grupos de afines al presidente estadounidense celebraron afuera del Capitolio. Los llamados Proud Boys marcharon por las calles de Washington en demanda de que los encarcelados por la toma violenta del Capitolio fueran excarcelados; horas después, el presidente de EU indultó a 1,500 procesados y conmutó las penas de los 14 restantes, miembros de las milicias de extrema derecha Proud Boys y Oath Keepers, condenados por conspiración sediciosa.