Israel aumentó el cerco a Hamas en Khan Younis al acechar a su principal mando, mientras siguen los jaloneos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por su presunto respaldo a terroristas y la respuesta tardía ante las violaciones de rehenes.
Al tiempo que las Fuerzas de Defensa (FDI) se alistan para inundar los túneles de la resistencia islámica, brigadas rodearon la vivienda de Yahya Sinwar en la tercera fase de esta ofensiva, adelantaron medios árabes.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, confirmó el acecho al declarar que van tras Sinwar; sin embargo, admitió que es posible que no esté ahí, pero “es cuestión de tiempo hasta que lleguemos a él”. Y en un mensaje a la nación refirió que por más que huya al final caerá tras el peor ataque contra su pueblo, según el diario Times of Israel.
En esta tónica, el vocero militar israelí, Daniel Hagari, asestó que el objetivo “es llegar a Sinwar y matarlo”, quien se cree se oculta bajo tierra, por lo que siguen los combates también en Jabalia y Shejaiya; pero Tel Aviv suma otras victorias al incautar un importante arsenal en Gaza. En el día 61 de la guerra descubrió misiles, lanzadores, granadas y explosivos y eliminó a 250 terroristas.
Y el Ministerio de Defensa advirtió que su ofensiva aún no acaba, pues tienen la mira en Líbano y Yemen, tras interceptar un misil al mar Rojo, por lo que el mando militar, Yoav Gallant, agregó que no dudarán en encarar a Hezbolá si insiste en agredirlos e Israel cuando apuntó a sacar a Mahmoud Abbas del liderazgo de la Autoridad Palestina.
En tanto, escalan los choques con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien instó al Consejo de Seguridad a intervenir para garantizar la paz en Medio Oriente y revertir el colapso humanitario al activar por primera vez en siete años el Artículo 99 de su Carta ante “el sufrimiento humano atroz y trauma colectivo” , ante lo que el G-7 pidió minimizar el daño contra los civiles.
De inmediato, funcionarios lo criticaron al acusarlo de respaldar al terrorismo, pese a la evidencia de violaciones y que retienen aún a 138 víctimas.
El ministro de Exteriores, Eli Cohen, lo calificó de “peligro para la paz”, pues le preocupan más los criminales que los rehenes. Su postura fue secundada por el embajador, Gilad Erdan, al referir que Guterres alcanzó un nuevo nivel de “distorsión moral”, en un duro reclamo por un doble rasero en la Franja.
Pese a las críticas, la ONU llamó a indagar las presuntas agresiones sexuales ante el cúmulo de relatos de violaciones y mutilaciones genitales.
Pero Guterres no fue el único en alzar la voz, pues el alto comisionado para los derechos humanos, Volker Turk, tachó la zona de “apocalíptica”.