El gobierno de Guillermo Lasso y líderes indígenas llegaron a un acuerdo para poner fin al paro y las movilizaciones que dejaron seis muertos en el país en las últimas semanas.
Con la prioridad de reducir el precio de la gasolina, más allá del ofrecimiento de apenas 10 centavos, los grupos indígenas y agrícolas acordaron terminar con el paro de labores que se extendió por unos 18 días, bajo la condición de que el gobierno les cumpla; de lo contrario, podrían volver a tomar las calles, ante lo que la Presidencia respondió “hemos decidido aceptar el proceso”, con vías a recuperar la paz.
En medio del caos nacional, jaloneos y hasta el intento de destitución del mandatario por parte de la Asamblea, ambos sectores retomaron el diálogo y fijaron las condiciones para que vuelva la normalidad en el país.
Por un lado la administración de Lasso demandó acabar con la violencia y permitir la circulación normal en el país para que se entreguen insumos básicos, que siguen paralizados en carreteras.
En tanto, los inconformes que tomaron las calles de la capital, encabezados por su líder, Leonidas Iza, pusieron sobre la mesa temas económicos como el precio de alimentos y medicinas, la reducción a la gasolina de hasta 25 centavos, más del doble de lo que adelantó el mandatario, así como elevar los presupuestos en salud y educación.
También exigieron un control de precios de los combustibles para evitar que éstos cambien drásticamente, como venía ocurriendo.
Tras el diálogo, Iza resaltó que no tuvieron que bajar la cabeza ni callarse y lograron con “buena voluntad”, de ambas partes, un cambio que beneficia a varios sectores en el país.
La Conferencia Episcopal, que medió en este acercamiento, destacó que prevaleció el diálogo para mantener la paz y que los movimientos disidentes consiguieron avances en su lucha social. Agregó que se garantizó la participación social en las acciones del gobierno.