Reino Unido denunció que detrás del desvío de un avión comercial por parte del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, hay una intervención de Rusia.
Para el ministro de Exteriores de esta nación, Dominic Raab, en Minsk no se habrían arriesgado a hacer este movimiento de enviar un "caza militar" para obligar a aterrizar un vuelo que se dirigía a Lituania para detener al opositor Roman Protasevich sin el consentimiento y respaldo ruso.
“Es difícil creer que este tipo de acción pudiera realizarse, al menos, el consentimiento de las autoridades de Moscú”, señaló ante el Parlamento británico, aunque admitió que aún no cuenta con pruebas para demostrar la participación del Kremlin.
En respuesta, el Kremlin descalificó las acusaciones y Bielorrusia calificó de infundadas las acusaciones contra Lukashenko.
Además, el régimen bielorruso justificó sus acciones al afirmar que recibieron una amenaza creíble por parte del grupo terrorista sobre una explosión el 23 de mayo en Vielna, lo que los hizo sospechar que en ese vuelo, en el que casualmente viajaba el periodista opositor Roman Protasevich, habría explosivos.
En respuesta, el director de la aerolínea Ryanair, Michael O’Leary, tachó de “actos de piratería” y “secuestro de Estado” el desvío del pasado 23 de mayo, mismo que dijo causó terror a los 170 pasajeros y dijo que no descarta que en estos hechos participaran agentes de la extinga policía soviética, la KGB.
Al respecto, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Anatoli Glaz, sostuvo que “las acciones de nuestras autoridades competentes estaban en pleno cumplimiento de las normas internacionales” y que en ningún momento se forzó a los tripulantes a desviar el avión.
