El presidente catalán destituido, Carles Puigdemont, negó que vaya a solicitar asilo político en Bruselas, aunque pretende permanecer en el país hasta tener seguridad jurídica.
"Este no es un problema belga", afirmó en conferencia de prensa muy concurrida en Bruselas.
Según Puigdemont, su presencia en la capital belga responde únicamente a la "necesidad de tener un local seguro" para continuar trabajando por la independencia de la comunidad autonómica española.
El líder independentista se dijo víctima de un "deseo de venganza" de Madrid y denunció lo que considera una "politizacion de la justicia española".
"No hemos abandonado el gobierno. Estoy convencido, por las informaciones que he obtenido, que si permaneciera (en Barcelona) habría una nueva oleada de violencia de parte del gobierno español y no quería infligir eso a mi pueblo", afirmó.
Puigdemont aseguró que no pretende huir a la acción de la justicia, pero se dijo convencido de que su juicio en España no sería justo.
Calificó la suspensión de la autonomía de Cataluña y los cargos en su contra como una "ofensiva altamente agresiva y sin precedentes contra el pueblo de Cataluña".
Afirmó que el gobierno regional catalán ha siempre estado abierto al diálogo "franco", pero el gobierno español prefirió ignorar el problema independentista y "responder con la represión".
"El diálogo ha siempre sido prioridad del gobierno y del pueblo de Cataluña",
Carles Puigdemont, expresidente de Cataluña
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