El senador republicano Lindsey Graham consiguió una pequeña victoria para la causa del expresidente Donald Trump al impedir su testimonio en torno a la indagatoria por interferencia electoral en Georgia, durante las presidenciales del 2020.
Luego de que un juez rechazara su recurso, el legislador y su defensa recurrieron al Tribunal de Apelaciones del Décimo Primer Circuito, mismo que falló en su favor al detener su citatorio ante la Fiscalía del condado de Fulton, pues sostuvo el argumento de que su testimonio le causará un “daño irreparable” que impactaría a la inmunidad que le otorga la Constitución.
Con ello, Graham aplazó su presentación ante la fiscal Fani Willis, quien lo tiene en la mira por presunta presión ilegal en contra de funcionarios estatales para revertir la derrota con la que Trump alardeó que fue víctima de un fraude.
Sin embargo, la decisión es temporal, ya que los tres jueces que evaluaron el caso devolvieron el expediente a la juez Leigh Martin May, quien el pasado 19 de agosto se negó a anular la deposición. Entonces la primera en revisar el expediente determinará si se mantiene el bloqueo o se modifica, según la Carta Magna, lo que apunta a una próxima fecha, pues la magistrada aseveró en días pasados que los alegatos de Graham carecían de información convincente para garantizar una supuesta inmunidad.
Pese a las múltiples demoras, pues otros aliados han rechazado comparecer, la fiscal Willis estima sólo un ligero revés, pues finalmente podrá declarar en torno a la participación del equipo de Trump para alterar las elecciones, tal como ocurrió la semana pasada con el exabogado del magnate Rudolph Giuliani.
El también exalcalde rindió testimonio por más de seis horas en torno a dichas acciones, mismas que derivaron en la insurrección del 2021, pese a que advirtió que su citatorio iba contra el privilegio abogado-cliente.
Mientras que el representante del Congreso Jody Hice lo hizo por menos tiempo, pues sólo estuvo un par de horas ante el jurado especial para abundar en torno a las afirmaciones falsas de un fraude, mismas que replicó en favor del líder republicano que ha demostrado tener un gran control del partido opositor.
Asimismo, la oficina del caso descartó que estos obstáculos alteren la investigación con la que podrían fincar cargos penales en contra de todos aquellos que defendieron la teoría de un supuesto fraude sin pruebas y hasta acosaron vía telefónica a los funcionarios encargados del proceso electoral, como el secretario de Estado, Brad Raffensperger, y el fiscal general, Christopher Carr, a quienes habrían exigido revisar nuevamente la evidencia a su alcance, sin especificar cuál era el motivo.
De acuerdo con medios locales, Graham fue uno de los aliados del entonces presidente que impulsó que se analizaran nuevamente las papeletas para detectar posibles irregularidades en el triunfo de Joe Biden o para hallar los votos que le hacían falta a Trump. No obstante, pese a sus acciones, las autoridades no encontraron evidencia de tales acusaciones.
Además, en la defensa del representante de Carolina del Sur se percibe una característica, pues usan las mismas declaraciones de una supuesta “cacería” o persecución por motivos políticos.
El republicano aludió a una “expedición de pesca”, frase que también usaron los republicanos para denunciar la ilegalidad en el allanamiento a la mansión de Mar-a-Lago del magnate, pues insisten en que se requiere revisar todo el expediente para determinar si existía una causa probable para irrumpir en la mansión de Palm Beach, en la que hallaron documentos ultraconfidenciales y clasificados.