El Grupo de los Siete (G7) países más industrializados del mundo se comprometió este martes a actuar según sea necesario para combatir la pandemia de COVID-19 y estabilizar la economía global, por lo que externaron su apoyo a proporcionar alivio temporal de la deuda a los países más pobres.
En una declaración conjunta, los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del G7 dijeron que estaban listos para proporcionar "una suspensión temporal de los pagos del servicio de la deuda, debido a reclamos bilaterales oficiales para todos los países elegibles para el financiamiento concesional del Banco Mundial".
Sin embargo, el bloque condicionó su colaboración a que China, los países del Grupo de las 20 principales economías (G20) y los acreedores del Club de París, también se comprometan en la causa.
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Después de una videoconferencia, los ministros también pidieron más contribuciones a las instalaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que apoyan a los países más pobres y dijeron que el esfuerzo de alivio de la deuda debería incluir a los acreedores privados de forma voluntaria.
"Los ministros y gobernadores reiteraron su promesa de hacer lo que sea necesario para restablecer el crecimiento económico y proteger los empleos, las empresas y la capacidad de recuperación del sistema financiero", se lee en el comunicado conjunto.
"La magnitud de esta crisis de salud está generando desafíos sin precedentes para la economía mundial", subrayando la importancia de una respuesta internacional bien coordinada y prometiendo utilizar "todas las herramientas de política disponibles" para reducir la profundidad de la crisis.
El G7 reiteró su respaldo a las medidas tomadas por el FMI, el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo para proporcionar financiamiento flexible y rápido en respuesta a la crisis, incluida la expansión temporal del acceso del FMI a la ayuda de emergencia y la introducción propuesta de una línea de liquidez a corto plazo.
También aseguró que considerará otras acciones a corto plazo para salvar la economía global, y se comprometió a volver a otros puntos prioritarios de la agenda, como la transparencia y sostenibilidad de la deuda, la digitalización y los flujos financieros ilícitos, una vez que el impacto inmediato de la crisis haya disminuido.
La semana pasada, la organización benéfica Oxfam, en su diagnóstico global, estimó que en el mundo cercas de 500 millones de personas serían arrastradas a los márgenes de pobreza, por los estragos que el COVID-19 ha generado en la economía.
En este sentido, exigió al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial suspender o, de ser necesario, condonar la deuda a los países más pobres, para que éstos puedan entregar subsidios a los sectores poblacionales en riesgo y aumentar la inversión pública en sus sistemas de salud.
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