Las potencias del G-7 endurecieron las restricciones económicas contra Rusia al limitar el uso de oro del Banco Central en busca de presionar a dicha nación a poner fin a la guerra en Ucrania que ayer cumplió un mes, pues no tendrá acceso a reservas para financiar este golpe militar.
Tras un encuentro en Bruselas, los mandatarios advirtieron que habrá cada vez más “grandes consecuencias” para el gobierno de Vladimir Putin por la embestida que mantiene contra civiles a causa de esta invasión que ese régimen insiste en declarar como “operación militar”.
Los aliados Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón acordaron extender las sanciones contra 400 aliados del Kremlin, entre su círculo cercano, integrantes de la Duma o Cámara baja, oligarcas y empresas ligadas a la Defensa y armamento, como corresponsables de la guerra y
reiteraron que harán lo posible por socavar las aspiraciones de este país y evitar que eluda las restricciones al hacer alianza con otras naciones.
En la cumbre extraordinaria, el grupo insistió “estamos preparados para aplicar medidas adicionales si es necesario”.
Incluso, el presidente de EU, Joe Biden, apuntó que empujarán acciones para aumentar el daño económico contra la nación responsable de múltiples crímenes de guerra y no descarta la salida de Rusia del G-20, aunque reconoció que esa decisión no depende de él sino de todos los miembros de la agrupación.
Y horas después otros gobiernos engrosaron las restricciones individuales, pues el gobierno británico acotó a Kronshtadt, el principal fabricante de drones rusos, y amagó con cortar aquellas firmas que “alimentan la maquinaria bélica de Putin”, incluidas organizaciones vinculadas con la capacitación de mercenarios euroasiáticos. Esto mientras mantiene la mira en bancos rusos.
En tanto, Polonia y Suiza congelaron cuentas y activos rusos; en el primer caso se reportó que cerró el acceso a los recursos de esa embajada por presunta “financiación del terrorismo”, mientras que los suizos, nación señalada como refugio de oligarcas, suspendió las cuentas de Putin, de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, y empresarios afines, quienes acumulan hasta 215 mil dólares en la región, pero siguen el rastro de otras cuentas ligadas al círculo cercano del líder del Kremlin. Al respecto, dirigentes rusos calificaron de absurdas estas medidas.
Aunado a las restricciones, las potencias, principalmente las europeas, se comprometieron a reducir significativamente la dependencia de los energéticos rusos, así como respaldar a quienes buscan alternativas para adquirir petróleo, gas y carbón en otras regiones, explorando negocios con América, Medio Oriente y África, proceso en el que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) será clave.
En este caso, EU asume su responsabilidad para enviar más gas a sus aliados de la Unión Europea, pues medios locales adelantaron que prevé hasta 15 mil metros cúbicos adicionales de este recurso licuado durante casi dos años. Y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, indicó que hoy mismo darán a conocer una nueva asociación energética.
En tanto, la UE, que adquiere hasta 90 por ciento de su suministro energético en Rusia, advirtió que no admitirá ningún chantaje ruso, ante la imposición comercial de este gobierno para vender únicamente en rublos el energético; sin embargo, Austria admite complicaciones para cambiar de proveedores, pues tan sólo este territorio recibe hasta 80 por ciento de este recurso de Rusia.
Tras el encuentro del G-7, el canciller alemán, Olaf Scholz, refirió que no pagarán en rublos, como ordenó Putin a aliados “hostiles”, pues no hay razón para permitir dicho cambio, ya que el contrato en vigor es en euros. Agregó que en vez de condicionar a sus socios, el Kremlin debe negociar un alto al fuego.
Al respecto, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, llamó a la región a no aceptar ninguna condicionante en la materia y advirtió que hacerlo es financiar la guerra, pues “sería como apoyar a Ucrania con una mano y ayudar con la otra a los rusos a matar ucranianos”.
- El dato: Antony Blinken, secretario de Estado de EU y quien viajó con Biden a Europa, prevé llegar a Marruecos y Argelia para negociar en torno a exportaciones energéticas.