La nueva persecución del régimen de Nicaragua contra críticos del presidente Daniel Ortega, encabezada ahora por la vicepresidenta Rosario Murillo, apunta contra medios de comunicación; reflejo de la embestida es que en la última semana tres periodistas se exiliaron por seguridad y dos más fueron detenidos por el régimen.
Según recuentos de medios independientes, en lo que va de junio suman hasta 40 integrantes del gremio arrestados, investigados, refugiados, amenazados o bajo acoso policial, esto mientras la también primera dama Murillo tachó de “urracas parlanchinas” y “terroristas de la comunicación” a los periodistas del país, por supuestamente generar un “Estado de terror” con inventos contra Ortega.
El pasado 22 de junio los directores del diario El Confidencial, Carlos Fernando Chamorro, y del programa La Mesa Redonda, Sergio Marín Cornavaca, abandonaron el país para evitar ser los siguientes en la lista de Ortega, luego de que allanaran la casa del primero de manera arbitraria un día antes y se intensificara la persecución contra opositores, que fue denunciada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Casi a la par de ellos, Julio López, de Onda Local, confirmó que abandonó la nación luego de ser retenido en migración, pese a que no le habían notificado supuestas restricciones para viajar.
Además, el también aspirante presidencial Miguel Mora y el cronista deportivo Miguel Mendoza están por cumplir una semana bajo arresto por el delito de atentar contra la soberanía nacional, y Verónica Chávez, esposa del primero, denunció que fue amagada a punta de pistola tras el allanamiento en su domicilio para llevarse a su esposo, el exdirector de 100% Noticias. Mientras que la también precandidata y periodista Cristiana Chamorro lleva tres semanas y media en arresto domiciliar e incomunicada por un supuesto caso de lavado de dinero cuando dirigió la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH), en su intento por quitarla de la contienda electoral.
En tanto, Eduardo Enríquez y Fabián Medina, ambos editores de La Prensa, han denunciado persecución luego de ser interrogados por presuntamente infringir la Ley de Ciberdelitos, avalada en 2020, conocida entre los disidentes como Ley Mordaza, al responsabilizarlos de orquestar ciberataques contra el régimen, Incluso, Medina, también director de Magazine, descalificó los intentos por intimidar a la prensa.
En tanto, otros representantes del sector como Édgar Tijerino, periodista deportivo, han dejado de comentar temas políticos en sus espacios por temor al régimen, pues en Nicaragua opinar sobre la gestión de Ortega o en su contra se ha convertido en un delito, lamentó.
Pero no son los únicos que han enfrentado el asedio, a ellos se unen decenas de compañeros que fueron citados a declarar ante el Ministerio Público, entre ellos algunos corresponsales que han dado seguimiento al proceso penal que se sigue contra la precandidata presidencial Cristiana Chamorro, cuya familia se convirtió en el blanco del régimen, pues su primo Juan Sebastián Chamorro y su hermano Pedro Chamorro fueron aprehendidos los pasados 8 y 25 de junio, respectivamente, y su otro hermano Carlos Fernando lleva siete días fuera del país con su esposa Desirée Elizondo, en su segundo exilio; en tanto, su madre la expresidenta nicaragüense Violeta Barrios de Chamorro es vigilada por la Policía.
Éste es el caso de la María Lilly Delgado de Univisión, Lourdes Arróliga y Guillermo Medrano extrabajadores de la FVBCH, y Wilfredo Miranda, de El País; el último de esta lista se ocultó por varios días de las autoridades locales luego de ser acusado de supuesto ciberespionaje, presuntamente por enviar sus textos a través de su celular.
Dichos hechos han sido denunciados por opositores, medios de comunicación y hasta organismos internacionales como actos para acallar a la prensa no oficialista, como ocurrió en 2018 cuando cerró periódicos y portales que no eran afines a su régimen.
En medio de esta crisis, la vicepresidenta Rosario Murillo, aseveró que este sector busca instaurar un clima de terror en Centroamérica a través de sus plumas llenas de odio, reforzando la embestida contra el gremio.
La funcionaria recriminó a los disidentes, a quienes tachó de criminales y chachalacas y hasta cuestionó por su calidad moral para hablar contra el presidente, por convertir los medios de comunicación en “espacios de destrucción masiva” al difundir mentiras contra el régimen, respaldados por visiones imperialistas, en referencia a Estados Unidos, país al que la pareja presidencial acusa de financiar a la oposición de cara a las elecciones del próximo 7 de noviembre. Incluso, sostuvo que los medios internacionales que critican al Gobierno de su esposo “sólo saben de odio y de desgracia”.
Luego de recriminar a los periodistas independientes, resaltó que gracias a Dios en Nicaragua sólo quedan “unos cuantos miserables”, declaraciones atribuidas a las acciones de las últimas semanas contra integrantes de la prensa no oficialista.
Ante esta nueva embestida, Otras Miradas, organismo que concentra medios independientes en Centroamérica, advirtió que el ataque evidencia nuevas amenazas contra el sector y que cada día es mayor el número de periodistas nicaragüenses exiliados.