La cifra de muertes en la isla hawaiana de Maui subió a 67 el viernes, luego de que las autoridades confirmaron otros 12 fallecimientos a consecuencia de un incendio masivo que convirtió amplias franjas de una ciudad centenaria en un paisaje infernal de escombros.
Sin embargo, se espera que el número de muertos aumente a medida que los equipos de búsqueda peinan las ruinas calcinadas de la ciudad con la ayuda de perros rastreadores de cadáveres, después de que el fuego incendiara unos mil edificios y dejara a miles sin hogar.
El condado de Maui indicó en un comunicado que los bomberos continuaban combatiendo el fuego, el cual aún no estaba controlado.
Autos incinerados aplastados por postes telefónicos caídos. Piscinas llenas de agua de color carbón. Trampolines y patinetes infantiles desfigurados por el calor extremo.
Autoridades ya consideran los incendios forestales son el desastre natural más mortífero en el estado en décadas, superando un tsunami que mató a 61 personas en 1960. También es el incendio forestal más mortífero en Estados Unidos desde el de Camp Fire de 2018, en California, que mató a 85 personas. Además, se pronostica que será el segundo desastre más costoso en la historia de Hawái, detrás sólo de los ocasionados el huracán Iniki en 1992.
Un maremoto que dejó más de 150 muertos en la isla de Hawái en 1946, impulsó el desarrollo de un sistema de emergencia que incluye sirenas que se hacen sonar cada mes para comprobar que funcionen correctamente.
Pero muchos sobrevivientes del fuego dijeron en entrevistas que no escucharon ninguna sirena ni recibieron algún aviso que les diera tiempo suficiente para prepararse, y sólo se dieron cuenta de que estaban en peligro cuando vieron llamas o escucharon explosiones cerca. “Básicamente, se evacuaron por sí mismos con bastante poca antelación”, dijo el jefe de bomberos, Bradford Ventura.
Los registros de gestión de emergencias de Hawái no muestran indicios de que las sirenas de advertencia sonaran antes de que las personas tuvieran que correr para salvar sus vidas. En cambio, los funcionarios enviaron alertas a teléfonos móviles, televisoras y estaciones de radio, pero los cortes generalizados de electricidad y de redes celulares podrían haber limitado su alcance.
El alcalde del condado, Richard Bissen, dijo el viernes al programa Today de NBC que no sabía si sonaron las sirenas, pero dijo que el fuego se movió extraordinariamente rápido. “Creo que esta era una situación imposible”, dijo.
Impulsados por un verano seco y los fuertes vientos de un huracán que pasaba, al menos tres incendios forestales se desataron en Maui esta semana, avanzándo rápidamente a través de la maleza reseca que cubre la isla. El más grave ingresó a Lahaina el martes.
Algunos testigos dijeron que tenían poca notificación previa y describieron su terror cuando el incendio consumió a Lahaina en lo que pareció cuestión de minutos. Varias personas se vieron obligadas a saltar al Océano Pacífico para salvarse.
Actualmente, la isla tiene cuatro refugios en funcionamiento para los desplazados, y las autoridades dijeron que estaban redactando un plan para albergar a los nuevos desamparados en hoteles y propiedades de alquiler para turistas.
El presidente Joe Biden, en conversación telefónica con el gobernador de Hawái, Josh Green, prometió ayuda federal del fondo de desastres para asegurar que “cualquiera que haya perdido a un ser querido o cuyo hogar haya sido dañado o destruido reciba ayuda inmediatamente”.