El presidente Joe Biden se embarca en una intensa jornada de recaudación de fondos en un esfuerzo por revitalizar su campaña de reelección tras su criticada actuación en el primer debate presidencial.
La presentación del jueves, que dejó preocupados a muchos demócratas, se convirtió en un punto de inflexión, especialmente en un momento en que enfrentan a Donald Trump, a quien consideran una amenaza existencial para la democracia estadounidense tras los eventos del 6 de enero de 2021.
Biden, de 81 años, tuvo dificultades para articular respuestas claras y convincentes durante el debate, lo que llevó al editorial del The New York Times a sugerir que debería retirarse de la carrera, calificando su continuidad como una "apuesta imprudente".
No obstante, el presidente ha mostrado un renovado vigor en sus apariciones públicas posteriores, tratando de disipar las dudas sobre su capacidad para desempeñar el cargo.
El sábado, Biden y la primera dama, Jill Biden, comenzaron su agenda de recaudación en East Hampton, Nueva York, un exclusivo enclave playero donde las propiedades alcanzan valores millonarios. El evento, cerrado a la prensa, se llevó a cabo en la residencia de Avram Glazer, propietario del equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers.
Posteriormente, la pareja asistió a otro evento en la casa del inversor Barry Rosenstein. Lizanne Rosenstein, esposa del anfitrión, destacó el espíritu de resiliencia del presidente, describiéndolo como "un modelo a seguir por su capacidad para levantarse repetidamente tras caer".
El itinerario del día incluía también una recaudación de fondos nocturna en Red Bank, Nueva Jersey, organizada por el gobernador demócrata del estado, Phil Murphy, y con un comité anfitrión que incluía figuras prominentes como Eric Mindich y su esposa Stacey, la pareja de celebridades Sarah Jessica Parker y Matthew Broderick, y el actor Michael J. Fox.
A pesar del revuelo causado por su desempeño en el debate, la campaña de Biden anunció haber recaudado más de 27 millones de dólares entre el jueves y el viernes, con 3 millones de dólares provenientes de un evento en Nueva York enfocado en la comunidad LGBTQ+. Esta cifra subraya la capacidad del presidente para movilizar apoyo financiero incluso en momentos de crisis.
Sin embargo, el descontento entre los donantes demócratas es palpable. En conversaciones privadas y cadenas de mensajes, se discuten posibles reemplazos para Biden, mencionándose nombres como la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, el gobernador de California, Gavin Newsom, y la vicepresidenta Kamala Harris. Aun así, no ha surgido una presión formal para que Biden abandone la contienda, dada la complejidad logística de reemplazar al candidato presunto a solo cuatro meses de las elecciones.
El propio Biden, en un mitin en Carolina del Norte, expresó su firme intención de derrotar a Trump en noviembre, ignorando los llamados a retirarse. Jill Biden, por su parte, intentó aliviar las preocupaciones, recordando a los seguidores que un debate de 90 minutos no debería definir los cuatro años de presidencia de su esposo.
Información de Reuters y Associated Press.
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