Ni el exilio salvó a la opositora bielorrusa Svetlana Tijanóvs-kaya de las represalias del presidente Aleksander Luka-shenko y a tres años de desafiarlo en las urnas fue condenada a 15 años de prisión, periodo menor en comparación con el de su esposo Sergéi Tijanóvski.
Un tribunal en Minsk dictó la pena a poco más de un mes de abrir el juicio en contra de la política que se presentó como aspirante al gobierno bielorruso hace casi tres años; ello demuestra que sigue la represión contra los rivales, pues autoridades enfatizaron que éste es el destino que depara a cualquiera que intente enfrentar a quien lleva más de una década en el poder, esté o no en el país, al recordar que tras la reelección de éste ella se refugió en Lituania.
De acuerdo con los fiscales, la mujer de 40 años cometió delitos de conspiración con intención de asumir el gobierno inconstitucionalmente, pero a última hora el tribunal rebajó la sentencia, ya que el plan original, de acuerdo con medios locales era de 19 años tras las rejas, similar al caso de su pareja y líder bloguero.
En tanto, aliados de Tijanóvskaya, como el exministro de Cultura Pavel Latushko, y otros críticos del gobierno señalados como grupo de respaldo de la política recibieron condenas de entre 12 y hasta 18 años de prisión por supuestos delitos como conformar un grupo extremista, incitar la enemistad a nivel nacional y tratar de arrebatar el poder por una vía ilegítima.
Sin embargo, hasta el momento se desconoce cuál será la siguiente estrategia del gobierno para actuar contra estos disidentes. Y es que los rivales fueron juzgados en ausencia, pues todos escaparon a regiones vecinas como Lituania y Polonia tras las protestas masivas del 2020 para evitar ser atrapados por las fuerzas de Lukashenko.
En tanto, la principal opositora del régimen aseveró que no desistirá de su lucha para recuperar la democracia en el país, pese a la “farsa”, como calificó la decisión del tribunal. Agregó que Minsk sólo busca legitimar un gobierno que pierde fuerza y ya no resiste, al considerar que le quedan pocos aliados como Rusia —en guerra con Ucrania— y China, país al que viajó Lukashenko.
La excandidata presidencial minimizó las acciones en su contra al admitir que está más preocupada por el pueblo bielorruso, pues recordó que sus objetivos siguen firmes como cuando se presentó al proceso electoral al enfrentar al gobierno, pues su meta es liberar a su nación de un régimen de terror y represión.
