MINSK - La policía de Bielorrusia lanzó granadas de estruendo y comenzó a detener personas al reprimir unas protestas que se desataron mientras el presidente Alexander Lukashenko se encaminaba a atribuirse una nueva victoria electoral el domingo, de cara al mayor desafío en años a su poder.
Miles de personas salieron a las calles de Minsk a la vez que los manifestantes aplaudían, gritaban "victoria" y hacían sonar las bocinas de sus autos en solidaridad con la oposición.
La policía bloqueó calles y al menos 10 personas fueron detenidas en un sitio en Minsk, dijo un testigo de Reuters, mientras los medios locales reportaban arrestos y choques entre policías y manifestantes en la capital y otras ciudades.
Un hombre fue arrojado de un vehículo policial en Minsk y yacía inerte en el suelo, dijo un testigo de Reuters. El gobierno dijo en un comunicado que ningún manifestante había resultado herido.
Exdirector de una granja colectiva soviética, el autoritario Lukashenko ha gobernado el país desde 1994 pero enfrentó una oleada de indignación por su manejo de la pandemia del COVID-19, de la economía y los derechos humanos.
Los sondeos a boca de urna aprobados por el estado mostraban que ganaría con el 79,7% de los votos, mientras que su principal opositora, Svetlana Tikhanouskaya, una exprofesora de inglés desconocida hasta que hace unas pocas semanas lideró protestas contra él, recibió 6,8%.
Tikhanouskaya entró a la carrera después de que su esposo, un bloguero opositor al gobierno que quería competir en los comicios, fue encarcelado.
Los observadores extranjeros no verifican elecciones libres y justas en Bielorrusia desde 1995.
"Espero que las fuerzas del orden entren en razón y se pongan del lado de la gente, de forma que la noche en Minsk termine sin derramamiento de sangre", dijo Veronika Tsepkalo, esposa de un candidato vedado que respaldó a Tikhanouskaya.
Vehículos militares, soldados y policías han estado patrullando Minsk, la capital, aparentemente listos para entrar en acción. Internet y las redes sociales registraban cortes.
Una dura respuesta a nuevas protestas podría perjudicar los intentos de Lukashenko para acercarse a Occidente ante las tensiones con su aliado tradicional, Rusia, que ha tratado de presionar a Bielorrusia para una unión económica y política más estrecha. (Reporte adicional de Vasily Fedosenko en Minsk y Gabrielle Tétrault-Farber en Moscú; escrito por Matthias Williams; editado en español por Gabriel Burin)