Suple a una de las figuras del siglo XX

Carlos lll asume la corona y el reto de mantener la unidad

El primogénito de Isabel II toma las riendas del país con la tarea de reforzar lo hecho por su madre durante siete décadas; los analistas Daniel Muñoz y Ana Luisa Trujillo prevén que tendrá más protagonismo su hijo Guillermo

Carlos III, el nuevo rey de Gran Bretaña, ascendió al trono tras la muerte de su madre, ayer.
Carlos III, el nuevo rey de Gran Bretaña, ascendió al trono tras la muerte de su madre, ayer. Foto: AP

El rey Carlos III, hijo mayor de la reina Isabel II, asume las riendas de Gran Bretaña con el mayor desafío: ser el líder de una nueva era al reemplazar a su madre, la monarca más popular, quien prácticamente construyó la modernidad del país y es uno de los grandes personajes de la historia del siglo XX.

Luego de una larga espera por la longevidad de su madre, el hasta ayer príncipe de Gales y primogénito tendría un reinado de transición debido a su avanzada edad, de acuerdo con los internacionalistas Daniel Muñoz y Ana Luisa Trujillo, quienes recordaron que llega al trono con 73 años, casi el triple de la edad con la que Isabel II suplió a su padre, el rey Jorge VI.

Para Muñoz sus objetivos son mantener la unidad de la nación en medio de una crisis global, así como la fortaleza y el poder de adaptación que caracterizó a su madre, en medio de una transición de gobierno, pues esta misma semana el país eligió a su nueva ministra, la número 15, bajo el mando de Isabel II.

Agregó que el heredero legítimo goza de respaldo de un gran sector de la población, aunque no necesariamente de popularidad, y que éste se fortalecerá o disminuirá dependiendo de su protagonismo y su firmeza en torno a “lo que su madre hizo durante siete décadas”.

Mientras que Trujillo adelantó que el país viviría una transición conjunta por la coincidencia de que la nación tiene un nuevo rey y una nueva premier, proceso en el que Carlos y Liz Truss, respectivamente, construirán y aprenderán juntos para conducir a la región casi de la misma manera en que lo hizo durante décadas la monarca más longeva, quien falleció ayer luego de varios problemas de salud.

Apuntó que el deceso pega directamente al ánimo de los británicos en medio de una crisis que provoca un momento delicado para la sociedad británica, pues ayer comenzaron a despedir a un “símbolo de unidad”, a quien representaba “lo británico”, por su templanza y liderazgo por largos años.

Los analistas consultados por La Razón coincidieron en que Carlos tendrá un trono muy corto, de la mano de la reina consorte Camila Parker, pues podría ser uno de los más breves, lo que recuerda al de Eduardo VII quien estuvo sólo nueve años en la corona británica tras la muertes de la monarca Victoria, quien tenía una edad similar a la de la reina Isabel.

En esta transición, Muñoz adelantó que con el cambio Carlos podría despertar más críticas entre lo que representa la monarquía para las nuevas generaciones.

Y apuntó que adquiriría relevancia, pero “quien va a tener mayor protagonismo va a ser la figura de Guillermo y (su esposa) Catalina, como príncipes de Gales. Van a ser verdaderamente los protagonistas de la corona en el siglo XXI”, mientras que Enrique, por el distanciamiento tendrá un papel más relegado, a menos de que Carlos intente atraerlo nuevamente al núcleo familiar.

Al respecto, Trujillo dijo que todo apunta a que los grandes cambios no llegarán en su etapa, sino con “su hijo Guillermo”, pues la lógica dice que es más joven y tiene “un pulso más sólido en cuanto a cómo leer el mundo actualmente”.

La profesora Trujillo resaltó que incluso en sus últimos días en el poder, la reina Isabel dio muestra de apertura al dar la anuencia a Camila, la segunda esposa de su hijo Carlos, de ser reina consorte, hecho que se vio desde el jubileo y que se notó en el primer evento en el que Carlos reemplazó a su madre en vida al dar un mensaje en el inicio.

Incluso, dijo que eso se verá si le impacta o la afecta durante los primeros meses pues la reina le dio algunas tareas en labores filantrópicas y podría adquirir un papel relevante, pero que de momento no parece generar diferencias en su labor de transitar en orden, tradición y renovación.