El régimen chino amagó con imponer contramedidas ante las normas sanitarias “desproporcionadas” que varios países aplican a sus residentes o viajeros procedentes de la potencia por temor a que la ola expansiva de infecciones por COVID-19 alcance a otras naciones.
Ante la exigencia de pruebas negativas al virus a los pasajeros que llegan de China, la vocera del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, aseveró que habrá una respuesta del gobierno de Xi Jinping, pues recriminó que es a la única región a la que se le piden o prevé solicitar tal requisito, como al inicio de la pandemia.
La funcionaria agregó que Beijing ajustó sus controles sanitarios previo a la reapertura de fronteras, pero ello no amerita la respuesta de algunos países, pues Estados Unidos, Canadá e Italia retomaron o alistan la solicitud de test negativos para los procedentes de la zona de riesgo, mientras que la Unión Europea (UE) analiza qué medidas tomará.
Dicho diferendo se da luego de que la región registrara un aumentó significativo de contagios y de hospitalizaciones, lo que hace temer incluso en China que se queden sin personal médico por la nueva oleada.
En tanto, un estudio británico advirtió que la nación alcanzará hasta nueve mil muertes y 1.8 millones de positivos diarios para este año; y es que se prevé que China registre dos picos importantes de infecciones por COVID tan sólo durante el primer trimestre del año, uno la próxima semana tras la reapertura de fronteras y uno más en marzo, según datos recogidos por epidemiólogos de Airfinity.
