China aprobó la primera vacuna nasal contra el COVID-19, en medio de nuevos confinamientos causados por brotes de menos de mil contagios.
La decisión se da a casi nueve meses de que autoridades sanitarias del régimen de Xi Jinping presentarán el primer fármaco inhalable, elaborado por la farmacéutica CanSino Biologics.
Esta representa menos recursos para proteger a la población en comparación con las inyecciones anti-COVID, pues es mucho más fácil de almacenar y transportar, lo que recuerda que al inicio de esta estrategia contra el SARS-CoV-2 algunos países tuvieron problemas para guardar las dosis o las aplicaron de emergencia por temor a que se echaran a perder.
Además, facilita el suministro de las mismas, pues desde finales de año, cuando el gigante asiático adelantó la primera vacuna de su tipo, se detalló que solo requiere apretar un botón en el spray para poner inhalar la dosis, hecho por el que el paciente debe aguantar la respiración unos cinco segundos.
Según estudios la versión nasal refuerza la protección de las inyecciones intramusculares, aunque no se dieron a conocer las pautas para su aplicación.
En el mundo hay otros gobiernos que ya laboran en este tratamiento nasal, pues Rusia comenzó un estudio desde el año pasado y Estados Unidos, Cuba y Canadá también buscan su propia dosis para contener el virus que sigue provocando infecciones y muertes en el mundo, debido a la propagación de Ómicron y sus sublinajes.
Cabe destacar que en la región ya se han autorizado unas ocho vacunas contra el COVID-19 pero astas no han recibido respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
FBPT
