Varias ciudades de China imponen nuevas cuarentenas y restricciones ante el alza de contagios por COVID-19, después de la fiesta nacional de tres días.
Los viajes disminuyeron desde el pasado 1 de octubre, debido a las recomendaciones a la población a no salir de su ciudades o provincias durante las celebraciones anuales del Día Nacional, por el Partido Comunista; sin embargo, la cifra de infecciones por este virus se triplicó al pasar de 600 diarios a casi mil 800, de acuerdo con autoridades sanitarias.
Según la actualización de la nación, los focos rojos se encuentran en la remota región occidental de Xinjiang y en Mongolia, con hasta cientos de casos diarios; pero regiones críticas por su importancia comercial como Shanghái y Beijing siguen registrando un creciente número de personas contagiadas.
Y ante este significativo aumento las autoridades refuerzan las políticas de su estricta estrategia “cero COVID”, para evitar que un brote mayor empañe el Congreso Comunista que arranca el próximo 16 de octubre, lo que hace temer a ciudadanos y locatarios por posibles nuevos cierres.
Pero un sector de la población cree que tras la celebración de este encuentro nacional el régimen suavizará las restricciones, esto a sólo unas semanas de que se reportara que policías con trajes sanitarios impidieron a pasajeros abordar aviones en el aeropuerto de Xishuangbanna al intimidarlos con el uso de ametralladoras, hecho que fue denunciado en redes sociales la semana pasada.
En tanto, las autoridades mantienen su estrategia de prevención con pruebas masivas hasta tres veces a la semana, comprobantes negativos al virus para ingresar a parques, oficinas, comercios y otros espacios públicos, pues se prevé que estas medidas se amplíen incluso a los cines y recintos de ocio para evitar más contagios.
CEHR