Trabajadores y sindicatos de Francia volvieron a las calles por segunda vez en el año, ésta vez con más fuerza, para mostrar su total rechazo a la reforma de pensiones con la que el presidente Emmanuel Macron busca aumentar dos años la edad para jubilarse.
Como lo advirtieron, las clases trabajadoras paralizaron nuevamente a la capital y otras ciudades como Lyon y Marsella y de manera masiva reiteraron que no permitirán un revés al sector, pues de acuerdo con medios locales como Le Monde, que citaron a grupos sindicales, hasta 2.8 millones de personas marcharon ayer u obstruyeron el transporte publico y otros servicios en el país, en una de las mayores movilizaciones en las últimas décadas en la zona.
Dicha cifra duplica la movilización de hace casi 10 días cuando 1.1 millones de ciudadanos descartaron el plan de Macron en su segundo mandato, evidenciando que seguirá la presión contra el líder que prevé enviar su iniciativa a la Asamblea la próxima semana, pues no descansarán hasta que desista de afectar a la población pues consideran que es un castigo contra los trabajadores mayores, mientras que el mandatario justifica que es para no vulnerar el sistema de pensiones ante un posible déficit. Sin embargo, el gobierno dijo que la asistencia a las movilizaciones fue muy similar a la de hace unos días con 1.2 millones.
De acuerdo con los sindicatos, a diferencia de la cita de mediados de año se reportó mayor presencia de sectores de transporte y energía, mientras que reconocieron una baja en la presencia de docentes, uno de los grupos más numerosos la vez pasada.
Además, estos sectores confían en que habrá una fuerte contención en el Parlamento, pues no todas las bancadas respaldan a Macron y algunos de sus aliados aún no deciden su voto.
Durante las movilizaciones se reportaron al menos unas 30 detenciones por presuntos choques con las autoridades y disturbios, sin que se expusieron los delitos que se imputarán contra ellos.