Con el escepticismo de víctimas de abuso por parte de sacerdotes católicos y organizaciones defensoras, el Papa Francisco cerró ayer la histórica conferencia, que inició el pasado jueves, con la promesa de tomar medidas concretas para contrarrestar los casos de pederastia en el seno de la Iglesia. En su discurso de clausura, el pontífice pidió a más de 190 líderes religiosos cerrar filas en una “batalla total” contra un delito que debería ser “borrado de la tierra”.
Sin embargo, esta convicción no fue suficiente para quienes vivieron en carne propia un golpe a su infancia por parte de pastores que aprovecharon su posición de poder en la Iglesia; al término de la jornada, expresaron su profunda decepción, pues Francisco “repitió viejas promesas y ofreció pocas propuestas concretas”.
El dato: El pontífice planteó aumentar la edad permitida para contraer el matrimonio católico, de 14 a 16 años, como una medida para erradicar el abuso infantil.
Anne Barrett-Doyle, quien integra el grupo Bishopaccountability.org, un monitor de abusos por parte de clérigos, calificó el discurso como una “decepción sorprendente” que no abordó el dolor y la indignación de los fieles.
“Mientras los católicos del mundo claman por un cambio concreto, el Papa, en cambio, ofrece promesas tibias, que ya hemos escuchado antes”, dijo ayer.
“Especialmente angustiante fue el razonamiento del Papa de que el abuso ocurre en todos los sectores de la sociedad (...) Necesitábamos que ofreciera un plan audaz y decisivo. En cambio, nos brindó una retórica defensiva y reciclada”, agregó.
[caption id="attachment_876713" align="alignnone" width="900"] Sobrevivientes de abuso sexual protestan en la Plaza de San Pedro.[/caption]
Por su parte, el español Miguel Hurtado, uno de los portavoces de la Organización Global de Víctimas, quien en el pasado denunció abusos sexuales por parte de un monje, afirmó que las palabras de Francisco han sido como “una bofetada”.
La mitad de su discurso estuvo dedicada a “los abusos fuera de la Iglesia. Nosotros hemos sido abusados por sacerdotes, monjes y maestros. Esperábamos una respuesta que el Papa no nos ha dado”.
También criticó los puntos que planteó el Papa para combatir abusos a menores: “son muy genéricos y les falta concreción”.
Francisco prometió que la Iglesia “no escatimará esfuerzos” para llevar a los abusadores ante la justicia y que no encubrirá ni subestimará los casos.
Sin embargo, dedicó gran parte de su discurso conclusivo a replicar estadísticas de Naciones Unidas y otras ONG que evidencian que la mayoría de abusos a niños se producen en las familias.
“Por lo tanto, estamos enfrentando un problema universal, trágicamente presente en casi todas partes y que afecta a todos. No obstante, debemos ser claros que si bien afecta gravemente a nuestra sociedad en su conjunto, este mal no es menos monstruoso cuando ocurre dentro de la Iglesia”, dijo Francisco.
Poco después de la conferencia, el Vaticano dijo que promulgará una ley para proteger a los menores y adultos vulnerables dentro de la comunidad eclesial. Roma también emitirá una “directriz” para “ayudar a los obispos de todo el mundo a entender claramente sus deberes” y crear equipos de expertos que enviará a los países para ayudar a obispos sin experiencia a gestionar los casos de abusos que se presenten.
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