Rusia sufrió un doble golpe con un saldo de 15 muertos, la mayoría policías, y más de 20 heridos cuando el Estado Islámico y presuntamente Ucrania atacaron por separado en Daguestán, al sur del país, y en Sebastopol, en la tomada Crimea.
A casi un año de la rebelión del extinto Grupo Wagner contra el régimen de Vladimir Putin, terroristas irrumpieron simultáneamente en una sinagoga, dos iglesias ortodoxas y una sede policial en la región de mayoría musulmana.
Los distritos afectados fueron Derbent y Majachkalá, cerca de la frontera con Georgia, donde asesinaron a 13 policías y dos civiles y hubo decenas de heridos, según medios oficiales como Interfax y TASS, así como el portal crítico Meduza.
Los primeros reportes apuntan que la ola violenta inició en el recinto judío de Derbent. Sujetos con armas automáticas dispararon a la multitud alrededor de las 18:00 horas (tiempo local) al concluir el servicio religioso y prendieron fuego al lugar, de acuerdo con testigos que grabaron a distancia la escena y cuando varios sospechosos vestidos de negro huyeron a bordo de un automóvil Polo blanco, mientras las llamas se extendían, mismas fueron controladas seis horas después.
A la par se recibieron alertas de actos similares en un distrito ubicado a más de 120 kilómetros, sin que se detallara cómo comenzaron esos incendios.
De inmediato, fuerzas de seguridad y el Comité Nacional Antiterrorista activaron un operativo al denunciar actos de provocación y para desestabilizar al
Kremlin; lamentablemente varios uniformados perdieron la vida, entre ellos el jefe de Departamento de Seguridad local, en su intento de frenar a los agresores.
Y se reveló que en el primer punto hallaron los cuerpos del sacerdote cristiano ortodoxo Nikolai Kotelnikov y de un policía que sólo contaba con una pistola de balines; éste fue el punto más sangriento, pues los agresores decapitaron al cura de 66 años, según medios que citaron al Ministerio del Interior de Daguestán.
En Majachkalá se informó que mataron a varios oficiales luego de atacar otro recinto religioso y una base policial y 16 de los heridos fueron hospitalizados.
Asimismo, se descartó la toma de rehenes, pues se creyó que atacantes se encerraron con víctimas, pero se identificó que fueron 20 clérigos y feligreses quienes se resguardaron al escuchar los disparos, mientras la Policía cerró carreteras para la búsqueda de los atacantes y el Comité de Investigación de la Federación abrió una investigación por terrorismo.
Horas después concluyó el operativo implementado a tres meses de otro atentado en una sala de conciertos y el régimen destacó que abatió a seis criminales tras decretar luto nacional.
A la espera de su identificación, la agencia Interfax informó que tres de ellos son hijos y sobrinos del jefe de distrito de Sergokalinski, Magomed Omarov.
Ante el nexo crítico, la Policía registró un domicilio del líder, según una publicación de Meduza, mientras que medios afines a Putin señalaron que el funcionario fue detenido y expulsado de la nación por el Consejo Político local al sostener que la implicación familiar es un “descrédito” para el Kremlin.
En tanto, en Sebastopol, del otro lado del mar Negro, militares rusos sufrieron una importante embestida.
La supuesta ofensiva del ejército rival cobró la vida de cinco personas y dejó 120 heridos, según el Ministerio de Salud ruso. De ese hecho se compartieron videos de ciudadanos corriendo para escapar de los proyectiles detectados. Agresión de la que Rusia culpó a Estados Unidos al detectar que ésta fue con un misil que Washington suministró a Kiev, al recriminar el respaldo permanente a las tropas de Volodimir Zelenski.
Al respecto, el Ministerio de Defensa denunció que la nación vecina lanzó al menos cinco proyectiles del Sistema de Misiles Tácticos (ATACM) —con alcance de 300 kilómetros— y uno dio en el blanco cerca de la playa.
Sin embargo, Kiev no se atribuyó el golpe; por el contrario, acusó que sus soldados fueron atacados en Járkov cuando invasores golpearon infraestructura civil y causaron un apagón masivo.
Asimismo, exhibió que los rusos intensificaron sus ofensivas a pocos meses de apoderarse de más territorios cerca a las zonas anexadas, según una publicación del diario Kiev Independent.
Acto en el que, al cierre de esta edición, contabilizaban un fallecido y decenas de heridos, dos de ellos en condición “grave” tras el impacto en casas y una zona industrial, de acuerdo con declaraciones del gobernador Oleg Siniehubov.