Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, busca sacar de la jugada a la jueza Tanya Chutkan, pues tras su tercera imputación demandó cambiarla para garantizar imparcialidad.
“No hay manera de que pueda tener un juicio justo con la jueza ‘asignada’”, argumentó el aspirante por tercera vez a la Casa Blanca, a menos de una semana de la acusación más grave que enfrenta por su presunto plan de conspiración para retener el poder y revertir el resultado electoral en el que fue su primer cara a cara con Joe Biden por la presidencia.
Como es recurrente, usó Truth Social para criticar la designación de quien llegó al cargo en la era Obama, y a quien la prensa y políticos califican como la magistrada más severa contra los insurrectos tras el asalto al Capitolio, derivado de los alegatos de fraude. Y externó que ella debería tomar acción y recusarse.
Sin embargo, el republicano no explicó una razón específica al citar, a su estilo, motivos “muy poderosos” para que no intervenga en el proceso que supervisa el fiscal especial, Jack Smit. Y luego alardeó que sabe que es el rival a vencer para el 2024 al acusar nuevamente que es víctima de una “cacería de brujas”.
Con dichas acciones, la defensa del exmandatario redobla el plan para retrasar el tercer proceso previo a los comicios, como en los casos previos. Pues éste no es el único ajuste que pide.
Sus abogados adelantaron la semana pasada, tras la comparecencia por cuatro nuevos cargos, que solicitarían trasladar el juicio a otro estado, como Virginia, para romper la parcialidad contra su cliente, luego de que el magnate denunciara que la capital de EU es anti-Trump, al recalcar que es un perseguido político por ser el principal opositor de Biden, pues pese al cúmulo de imputaciones aún goza de gran popularidad.
Posteriormente, uno de sus abogados refrendó la estrategia legal de que él no cometió ningún crimen y que se enfocará en defender la libertad de expresión para desmentir el supuesto plan del magnate para seguir en el poder contra el resultado en las urnas que frustró su segundo mandato consecutivo.
En entrevista con CNN, John Lauro precisó que evidenciarán que el exmandatario no tuvo intención criminal sino “aspiracional”, al considerar que se malinterpretó su postura de aclarar una presunta ilegalidad electoral con cambiar por la fuerza el resultado de 2020, en el que sus comentarios detonaron la toma del Capitolio, en la que sus seguidores amenazaron a políticos y a la seguridad del recinto.
Lauro recalcó que las peticiones de Trump a sus aliados, entre ellos el vicepresidente Mike Pence, fueron para indagar un posible fraude no para cometer un delito al insistir en detener la certificación que al final confirmó su derrota.
Pero no todo está resuelto en esa estrategia, pues se desconoce el total y quiénes serán los testigos de la fiscalía y la prensa no descarta a Pence y al fiscal de la gestión anterior, Bill Barr.
En el primer caso el también aspirante a la nominación republicana no sabe si será un testigo. Aunque precisó que no tiene planes de ser parte del proceso, dejó la puerta abierta al afirmar que si lo citan a declarar “obedeceremos la ley (…) y, simplemente, diremos la verdad”. Mientras que Barr comentó a CBS que está dispuesto a comparecer al recordar que ya habló abiertamente del tema en su libro.