John Adams inició la tradición

Elecciones USA 2020: El discurso del perdedor, tradición centenaria en EU

Durante más de 200 años, los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos derrotados han reconocido públicamente el resultado

John Adams, 2o presidente de Estados Unidos.
John Adams, 2o presidente de Estados Unidos. Foto: Especial

En Estados Unidos se espera que los candidatos perdedores reconozcan públicamente a los políticos ganadores. A su vez, el nuevo Presidente reconoce a su rival y su derecho a seguir oponiéndose a las políticas del vencedor. Esto ha sido así durante más de 200 años, al menos desde 1800, cuando el presidente John Adams reconoció su derrota a manos del retador Thomas Jefferson.

Más de siglo y medio más tarde, los estadounidenses fueron testigos de otro ejemplo de la poderosa transición pacífica después de una competencia muy cerrada. La elección presidencial de 1960 fue una de las más reñidas en la historia de Estados Unidos, tan cerrada que los partidarios del entonces vicepresidente Richard M. Nixon le instaron a impugnar los resultados. Nixon se negó.

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“Incluso si tuviéramos que ganar al final”, explicó Nixon, “el costo de la opinión pública mundial y el efecto sobre la democracia en el sentido más amplio sería perjudicial”.

Nixon, una vez realizado su deber como vicepresidente, informó oficialmente al Senado la elección de John F. Kennedy.

Esta es la primera vez en 100 años que un candidato a la Presidencia anuncia el resultado de una elección en la que fue derrotado y anuncia la victoria de su oponente. No creo que pueda existir un ejemplo más notable sobre la estabilidad de nuestro sistema constitucional y de la tradición del pueblo estadounidense. En nuestras campañas, no importa qué tan reñidas sean, no importa qué tan cerradas las elecciones pueden llegar a ser, los que pierden aceptan el veredicto y apoyan a los que ganan.
Richard Nixon

En una democracia sana, los candidatos vencedores saben que ninguna victoria es permanente, entre quienes lo comprendieron estaba el mismo Nixon, elegido en 1968, como el Presidente número 37 de Estados Unidos.

La dignidad en la derrota

En 2006, el senador George Allen, republicano de Virginia, dijo “los dueños del Gobierno han hablado y yo respeto su decisión”. Con ello admitió su derrota y puso fin al drama de las elecciones de mitad de periodo en Estados Unidos.

Aunque esa elección cambiaría el control político del Senado, la transferencia pacífica de poder se manifestó como una característica clásica de una democracia fuerte y las elecciones estadounidenses repetidamente resultan en transiciones ordenadas.

Después de una campaña cuyos resultados eran muy difíciles de predecir, muchos de los candidatos perdedores aceptaron sus derrotas en público el 7 o el 8 de noviembre ante sus seguidores y felicitaron a sus oponentes deseándoles éxito en su gestión.

En 1992, en su discurso de admisión de derrota, al perder la elección presidencial de ante Bill Clinton, el presidente George H.W. Bush dijo, “este es el modo como lo vemos y el modo en que el país debe verlo, el pueblo ha hablado, y respetamos la soberanía del sistema democrático. Hay que hacer un trabajo importante y Estados Unidos debe siempre ser lo primero, así que respaldaremos a este Presidente y le desearemos lo mejor”.

La cooperación y el compromiso inherentes al sistema de gobierno estadounidense aseguran que la tarea del gobierno continuará de modo pacífico después de las elecciones.

Aunque los resultados de la elección fueron una desilusión para los candidatos que perdieron en aquel 2006, la mayoría admitieron, en muchos casos con mucha elocuencia, que el respeto por los deseos del pueblo estadounidense es un requisito fundamental para aquellos que aspiran a puestos públicos.

“Hay un fuerte viento en contra nuestra” dijo en su discurso de admisión de derrota el representante Harold Ford, candidato demócrata al Senado por Tennessee, “pero al fin y al cabo, la elección pertenece al buen pueblo de Tennessee, que ignoró las distracciones y las distorsiones y se concentró en las diferentes cualificaciones de los dos hombres, y así tomó la decisión”.

Los discursos conciliatorios de los candidatos en todo el país también reflejan el honor que sintieron al representar a sus seguidores y expresaron un compromiso renovado con el servicio público.

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