La presión para definir un futuro gobierno en Gaza aumentó la tensión en Israel a más de siete meses de la guerra.
Aunque el primer ministro, Benjamin Netanyahu, negó fisuras con tal de ampliar los despliegues contra Hamas en la Franja, ayer fue confrontado por su ministro de Defensa, Yoav Gallant, por la era posguerra, pues éste enfatizó que aún no se define quién gobernará ese territorio tras expulsar a los terroristas.
En esta nueva fase, la prensa israelí reportó que el mando militar elevó el tono ante el premier al exhibir otra vez su indecisión ante el principal reclamo de la comunidad mundial, pues a la fecha no hay un plan del “día después”, hecho por el que Estados Unidos advirtió que sin una estrategia firme podría resurgir la organización a la que buscan derrotar y desplazar nuevamente a la Autoridad Palestina.
Ante este nuevo choque, funcionarios ya exigen la renuncia de Gallant con miras a fortalecer a Tel Aviv, lo que recuerda que el último intento de removerlo por rechazar una polémica reforma judicial desató las peores protestas en el país, mucho antes de la masacre de Hamas.
No obstante, pese a la confrontación, Netanyahu evadió las críticas y sigue con la mira en Rafah en una operación que aseveró a sus aliados durará semanas, no años, al tiempo que sus soldados repelieron ayer ataques de ese grupo y de milicias en el Líbano.