Entre diferencias y desaires Estados Unidos e Israel evidenciaron roces ante el rechazo de la potencia a la estrategia militar contra Hamas en Gaza.
Tras la llamada telefónica de esta semana entre el presidente Joe Biden y primer ministro Benjamin Netanyahu, el funcionario en guerra recalcó que el despliegue en Rafah es un hecho, según declaraciones a su gabinete, con lo que ignoró la petición de Washington de cancelar dicha estrategia armada.
“Estamos decididos a completar la eliminación de esos batallones”, sostuvo al detallar que la operación de sus Fuerzas de Defensa es clave para acabar con los islámicos que se ocultan en túneles.
Incluso, el premier afirmó que dejó en claro a su aliado estadounidense que no cancelara sus planes, pese al riesgo que para Egipto y la negociación por los rehenes, pues descartó ceder a presiones de éstos o de terroristas.
El líder fue respaldado por su ejército, que alardeó que tales incursiones dan resultado, como el reciente despliegue en el hospital Al-Shifa, donde suman 50 terroristas eliminados, aunque palestinos acusan que hay víctimas civiles.
