Un extremista que asesinó a más de un centenar de personas en una mezquita de Pakistán consiguió su objetivo al disfrazarse de policía para ingresar a un recinto religioso con gran presencia de oficiales.
La Policía de Peshawar concluyó que el terrorista, quien ya fue identificado, pero no se reveló su nombre, pasó de-sapercibido porque portaba un uniforme similar al de sus fuerzas, por lo que las autoridades no anticiparon el ataque al confundirlo con uno de los suyos, lo que le facilitó su ingreso sin levantar sospechas para hacerse explotar y asesinar a un gran número de personas durante las oraciones de mediodía; incluso se detalló que estaba casi al frente del inmueble de Police Lines, según la evidencia recuperada en la escena.
En conferencia de prensa, el mando de la corporación en Pashtunkhwa, Moazzam Jah Ansari, explicó que ningún guardia alertó sobre la presencia de un sospechoso, lo que confirma que pasó como uno más de los oficiales; sin embargo, no se abundó si se trataba de vestimenta oficial o ropa apócrifa, lo que abre sospechas sobre cómo obtuvo un uniforme y genera dudas sobre una presunta complicidad interna, por lo que hay varias personas bajo investigación.
Asimismo, de acuerdo con información de Reuters se identificó que el sospechoso habría ingresado a la zona a bordo de una motocicleta, por lo que siguen las indagatorias para determinar por cuánto tiempo planeó los hechos y cuántas personas más están involucradas.
Según cámaras de seguridad de la región, el presunto terrorista del Talibán cruzó por un puesto de control conduciendo dicha unidad portando casco, posteriormente se estacionó y hasta preguntó cómo llegar hasta el recinto religioso, pero no fue requisado al considerar que se trataba de uno de los suyos. Dicha información expone que podría haber indicios de que era un extraño en ese punto, pero hasta el momento las autoridades no han indicado si se identificó con quién tuvo contacto.
Tras la nueva evidencia y mientras la nación sigue de luto por uno de los mayores ataques, Ansari sostuvo “vengaremos el martirio” en referencia a las víctimas que dejó el estallido y la caída del techo, pues entre los fallecidos y los heridos hay decenas de compañeros, pues al momento de la explosión se estima que había hasta 300 personas, en su mayoría uniformados, pues el lugar fue edificado especialmente para la Policía y sus familias en la región por temas de seguridad.
Por ello, Moazzam Jah Ansari recalcó que, más allá de las tácticas que el terrorista usó para pasar desapercibido este ataque “fue un error de seguridad. Mis hombres no pudieron detenerlo. Esto es mi culpa”, dijo al sumir la responsabilidad por uno de los atentados más letales de la última década y el peor contra las fuerzas del orden.
En tanto, el ministro de Defensa, Khawaja Mohammad Asif, indicó que todo apunta a que detrás de esta terrible tragedia está el movimiento Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), señalado como uno de los grupos generadores de terror. Incluso uno de los comandantes de la agrupación se atribuyó el acto, pero horas después líderes desmintieron su declaración al sostener que no hay ningún vínculo con lo ocurrido el fin de semana.
Pero las autoridades de Pakistán no desisten de dar con los responsables y castigarlos, por lo que ya solicitó la colaboración del régimen afgano para actuar contra los extremistas que operan desde ese territorio, mientras ciudadanos y oficiales asisten a los funerales de todas las víctimas.