En su noveno viaje a Medio Oriente tras la masacre en Israel y la guerra en Gaza, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, empuja un posible cese el fuego entre ese ejército y Hamas, pero los terroristas ven trabas al denunciar cambios en las condiciones previstas.
Para la negociación junto a Qatar y Egipto, el enviado de Joe Biden, quien se reunirá con el líder israelí, Isaac Herzog, dijo que tienen la oportunidad de romper la tensión regional y liberar a los 115 rehenes; no obstante, antes de llegar a Tel Aviv, donde fue recibido por diplomáticos, admitió a la prensa que la situación está en “un momento crítico”.
Recalcó que el choque no es sólo por las demandas, sino por provocaciones desde Israel y otras ofensivas, como una en el que ayer las fuerzas de Benjamin Netanyahu mataron a 21 personas en Gaza. Pero insistió que es posible poner fin a las hostilidades por las que van 40 mil muertos y el escenario empeora cada día sin una solución, tema en el que Biden dijo que no se rendirán, mientras siguen las acusaciones mutuas.
Al respecto, Israel se pronunció en favor del plan sí presionan al enemigo, al que acusó de “obstinado”. Y apuntó que los suyos sí cumplirán con las condiciones que se fijen, aunque después culpó a Hamas de un revés al señalar que las probabilidades de que haya una segunda tregua son muy bajas.
Y Hamas lo desmintió y señaló al agresor de querer frustrar el proceso, pues su intención es prolongar la guerra. A días de declarar que no pretendían negociar, líderes terroristas batearon la mediación de la potencia que suministra armas a Israel.
Según fuentes palestinas, poco después de que Blinken arribara a Israel, Hamas denunció que el plan sólo acata las condiciones de Netanyahu e ignora las que hicieron llegar a los mediadores en Doha y El Cairo.
Incluso, precisó que hubo ajustes al borrador sobre recuperar a decenas de retenidos, entre ellos militares y civiles, y prácticamente se corrigieron todos los planteamientos islámicos en torno al número de palestinos que excarcelarán.
Además, dejaron fuera exigencias como el alto al fuego permanente y el retiro total de todos los soldados israelíes de Gaza, con lo que se mantiene el estancamiento que aviva la incertidumbre entre las familias afectadas, pues se desconoce cuántos cautivos siguen con vida.
