El presidente chino, Xi Jinping, se apresura cada vez más a defender, a través de los medios estatales, la seguridad de que el país puede controlar el brote del COVID-19 y manejar las consecuencias económicas.
Ayer, el régimen comunista insistió en la idea de que la epidemia disminuye, incluso cuando expertos en salud chinos predicen un nuevo pico de infecciones.
Ansioso por reiniciar la actividad económica, el gobierno desmanteló algunos puestos de control en carreteras, mientras que las empresas comenzaron a reabrir. A partir de ayer, sin embargo, las restricciones a la movilidad personal se mantuvieron estrictas, lo que sugiere que aún hay cautela sobre la infección.
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La Comisión Nacional de Salud confirmó 394 nuevas infecciones por coronavirus, mil 117 casos sospechosos y 114 muertes en todo el país, en las últimas 24 horas, con lo que el total acumulado se elevó a 74 mil 546 infecciones, 4 mil 922 sospechas y 2 mil 118 muertes.
En su actualización, la comisión de salud también precisó que mil 779 personas fueron dadas de alta del hospital ayer, con lo que suman 16 mil 155 pacientes que se recuperan de la epidemia.
Pero en el terreno de la ciencia, es demasiado pronto para hablar de una ralentización de la enfermedad, más aún cuando ésta no termina por comprenderse o ni siquiera existe una vacuna.
Científicos en China que estudiaron hisopos de nariz y garganta de 18 pacientes infectados dicen que el COVID-19 se comporta mucho más como la influenza que como otros virus estrechamente relacionados, lo que sugiere que puede propagarse aún más fácilmente.
Al menos en un caso, el virus estaba presente, a pesar de que el paciente no presentaba los síntomas, lo que refuerza la preocupación de que los infectados asintomáticos también podrían propagar la enfermedad.
Aunque preliminares, los hallazgos publicados ayer en el New England Journal of Medicine ofrecen nuevas pruebas de que este coronavirus, que ha matado a más de 2 mil personas, en su mayoría en China, no es como sus primos de coronavirus estrechamente relacionados.
“Si se confirma, esto es muy importante”, comentó Gregory Poland, virólogo e investigador de vacunas de la Clínica Mayo en Rochester, Estados Unidos.
A diferencia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que causa infecciones profundas en el tracto respiratorio inferior, que pueden provocar neumonía, el COVID-19 parece habitar tanto el tracto respiratorio superior como el inferior. Eso lo haría no sólo capaz de causar neumonía grave, sino de propagarse fácilmente como un resfriado común.
[caption id="attachment_1107134" align="alignnone" width="696"] Un hombre y una mujer, pasajeros del Diamond Princess murieron ayer; los primeros decesos entre los más de 600 infectados del crucero. Foto: AP[/caption]
Los hallazgos científicos se suman a la evidencia de que este nuevo virus, aunque genéticamente similar, no se comporta como el SARS, abonó Kristian Andersen, un inmunólogo de Scripps Research citado por Reuters.
“Este virus es mucho más capaz de propagarse entre humanos que cualquier otro coronavirus que hayamos visto. Esto es más parecido a la propagación de la gripe”, consideró Andersen.
Los investigadores indicaron que sus hallazgos se suman a los informes de que el virus puede transmitirse temprano, en el curso de la infección, y sugieren que controlar la epidemia requerirá un enfoque diferente de lo que funcionó con el SARS, que consistió principalmente en erradicar su propagación en un hospital.