A unas semanas de que se revelara que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, devolvió documentos confidenciales a los Archivos Nacionales que aún tenía en su poder, se informó que el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) cateó una de sus oficinas.
Medios de comunicación como la cadena CBS News relataron que tras el primero de los tres hallazgos confirmados por su oficina, esa agencia registró el Centro Penn, en Washington, en donde el demócrata tenía su oficina de cuando fue vicepresidente con Barack Obama.
La medida, al igual que la polémica redada en la mansión del expresidente Donald Trump, pretendía recuperar material clasificado que aún tuviera Biden; sin embargo, no hubo un reporte oficial sobre si hallaron más información del gobierno, luego de que el propio mandatario admitiera que su personal encontró un paquete en ese inmueble y dos más en su residencia de Delaware, en su cochera y en una de las habitaciones.
Pese a la presión, ni la Casa Blanca ni el Departamento de Justicia —que ya nombró a un fiscal especial para investigar el caso— no corroboraron esta versión que supone un duro golpe contra el mandatario al igualar la situación con su antecesor, quien presuntamente retuvo arbitrariamente el material con sellos de clasificado. Además, aviva la polémica entre partidos sobre irregularidades en torno al manejo de archivos delicados.
