El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, ordenó a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Washington que dispersaran a los manifestantes pacíficos que se entraban cerca de la Casa Blanca, justo antes de que el presidente Trump diera un mensaje, ayer.
De acuerdo con dos funcionarios federales, la decisión se había tomado la noche del domingo o la madrugada del lunes para extender el perímetro alrededor de la plaza Lafayette, cercana a la residencia presidencial. Barr fue parte del proceso de toma de decisiones.
Un funcionario del Departamento de Justicia citado por The Washington Post dijo que por la tarde, el fiscal Barr fue a inspeccionar la escena y descubrió que el perímetro no se había extendido.
“Él consultó con ellos para verificar el estado y básicamente dijo: 'Esto debe hacerse. Hazlo'”, señaló el funcionario del Departamento de Justicia, quien habló para el diario estadounidense bajo condición de anonimato.
Después de esta orden, la policía se trasladó al encuentro de los manifestantes, un comando empujó al grupo pacífico hacia atrás con escudos antidisturbios y caballos, en una medida para blindar la Casa Blanca de nuevos disturbios.
Barr "asumió que cualquier resistencia de los manifestantes a ser trasladados se cumpliría con las medidas típicas de control de multitudes", explicó el funcionario citado.
William Barr es uno de los colaboradores de la administración Trump más fieles y cercanos al mandatario estadounidense. En el pasado, se esforzó por descartar la culpabilidad del magnate en el caso del Rusiagate, cuando una extensa investigación encontró que el mandatario obstruyó a la justicia para que se le investigara por su presunta colusión con el gobierno ruso, para ganar las elecciones de 2016.
ntb