El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, rechazó las acusaciones de republicanos de proteger a Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, al sostener que no sigue órdenes del Ejecutivo en la materia.
En una audiencia recalcó que dejó el caso en manos del fiscal David Weiss, designado por el exmandatario Donald Trump, para evitar cualquier interferencia política, por los tres cargos de posesión de un arma que compró presuntamente con declaraciones falsas en 2018.
“Nuestro trabajo no es recibir órdenes del presidente, del Congreso o de cualquier otra persona sobre quién o qué investigar”, refirió el titular del Departamento de Justicia ante el Comité Judicial en torno los procesos “inéditos” contra un hijo del Ejecutivo y el primer expresidente en ser llevados a la justicia.
E insistió en que el proceso en cuestión se ha manejado con imparcialidad, en referencia a los delitos por mentir en un formulario oficial, engañar para obtener un pistola y su posesión ilegal.
Durante más de cinco horas, los conservadores se burlaron de las explicaciones de Garland y se indignaron cuando se negó a discutir detalles específicos.
En tanto, los demócratas defendieron al fiscal y acusaron a la oposición de “servilismo payaso” a Trump, acusado de presunta obstrucción electoral, que provocó el asalto del Capitolio en 2021, y del mal manejo de información clasificada.
Garland agregó que en ambos hechos evitó afectar la indagatoria, pero aprovechó para encarar a los rivales políticos por sus intentos de vulnerar a las agencias del país, al advertir que de daños “catastróficos” si cumplen su amenaza de quitarle fondos a dependencias como el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) y fiscales.