El gobierno y residentes de Florida se preparan para el impacto de Helene, pues se prevé que el huracán que ayer alcanzó categoría 1 a su paso por México toque tierra en la costa estadounidense de manera catastrófica entre la noche de hoy o madrugada de mañana al alcanzar nivel 4.
Mientras aún causaba estragos en costas mexicanas y el Caribe, el gobernador Ron DeSantis declaró alerta para más de 60 condados al advertir del riesgo inminente, pues el ojo de esta tormenta ya se acercaba, por lo que ordenó evacuar zonas de riesgo en la entidad, medida que se extendió a estados vecinos como Alabama y Georgia, así como a Carolina del Sur y Virginia por la ruta prevista.
Según el monitoreo del Centro Nacional de Huracanes de EU (NHC, por sus siglas en inglés) durante la jornada de ayer Helene escaló su poder lo que elevó las alertas y modificó los pronósticos en
una de las temporadas más intensas
en el Atlántico.
Inicialmente se advirtió que tocaría tierra en la península con nivel 3, pero por la tarde se dijo que sería mayor y con “consecuencias catastróficas”, por lo que el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) recalcó a la población tomar todas las precauciones posibles, pues causaría “un escenario de pesadilla” en la bahía Apalachee, lo que reforzó el líder
republicano al declarar que más allá de las zonas de riesgo se anticiparan por una gran magnitud climática.
Las previsiones apuntan que Helene podría convertirse en uno de los ciclones más letales del último año, pues su potencial será mayor que Idalia que arrasó con parte de la región en agosto del 2023 y el gobernador dijo que se esperaba que siguiera una ruta similar a Michael, intenso fenómeno que impactó en 2018 y alcanzó categoría 5.
Ante los peligros del huracán que
anoche se ubicaba a más de 600 kilómetros de Tampa, escuelas y la mayoría de negocios cerraron y aceleraron las evacuaciones; sin embargo, algunas personas permanecen en zonas costeras, donde resguardaron viviendas entre costales de arena y madera que cubre ventanas y puertas tras estimaciones de que, pese a que por México y Cuba mantuvo un avance relativamente lento, llegaría a EU como “gran huracán”.
Dicha información anticipaba su nivel de letalidad, pues en el último aviso el NHC recalcó que las condiciones críticas prevalecerían por 36 horas, con marejadas mortales, severas inundaciones y constantes lluvias que hacen del exterior una zona “peligrosa y dañina” en su ruta por Florida, donde ingresaría por la costa Big Bend entre esta noche y la madrugada de mañana y causaría tornados en Florida y a su paso hacia Alabama.
Además, sus fuertes vientos representan amenazas para otros estados, por lo que se extendieron los desalojos al habilitar decenas de refugios, y se reportó que hasta la Agencia Federal de Gestión de Emergencia (FEMA) se movilizó para atender a la brevedad la situación.