Florida envió un batallón de mil efectivos a Texas para ayudar a ese estado a fortalecer la frontera, repeler a migrantes y “detener la invasión del sur”.
Con la justificación de que diciembre fue el peor récord de cruces con 302 mil, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), el gobernador, Ron DeSantis, anunció por cuarto año consecutivo “nos complace aumentar nuestro apoyo” a su homólogo Greg Abbott y la Operación Estrella Solitaria al desplegar a efectivos de las Guardias Nacional y Estatal.
En un acto respaldado por los uniformados y con un enorme letrero que decía “detengan la invasión”, el conservador que abandonó la carrera presidencial redobló su lucha contra ciudadanos irregulares al asegurar que seguirá rotando a su personal como lo hacen otras entidades para respaldar a la región más crítica por la irrupción de delincuentes.
Y agregó que no dudará en erigir más barreras para fortalecer la “misión” texana de defender la soberanía nacional de este sector y adelantó ante decenas de simpatizantes que prevé medidas adicionales como el alambre de púas, estrategia que desató una batalla legal entre Abbott y el presidente Joe Biden, pues este último recurrió a la Suprema Corte para retirar esa valla y las boyas en el río Bravo que buscan obstaculizar a los infractores que intentan llegar a Estados Unidos.
En tanto, su Gobierno recordó que también apoya en logística y con equipo al dotar a Texas de patrullas itinerantes, con lo que deja en claro su intención de sellar la frontera como prometió su rival Donald Trump en la carrera 2024.
Incluso acusó a ese sector de cargos de tráfico de personas, de armas y de drogas, tema en el que según DeSantis desde que Biden llegó a la Casa Blanca se han incautado 260 millones de dosis de fentanilo en la frontera, al culpar al Ejecutivo de uno de los mayores peligros mortales para los jóvenes en todo el país.