El día 11, del mes 11, a las 11 de la mañana de 1918 terminó la Primera Guerra Mundial. Hace exactamente 100 años se ponía fin a una de las mayores tragedias del siglo 20.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía, en Sarajevo, desencadenó la Gran Guerra, en la que se enfrentaron 30 naciones en Europa, África y Asia, de junio de 1914 a noviembre de 1918.
El enfrentamiento entre dos grupos (el Triple Entente y la Triple Alianza) cobró la vida de alrededor 20 millones de personas, entre civiles y militares. Además, hubo otros millones de heridos y mutilados por las armas utilizadas en el encuentro bélico.
La Primera Guerra Mundial evoca casi de manera instantánea imágenes de ametralladoras, gases tóxicos, trincheras, violentos y novedosos elementos que durante cuatro años (1914 - 1918) los soldados de las principales potencias europeas usaron para matarse entre sí.
La guerra estaba distribuida por dos bandos, “la Triple Alianza” formada por las Potencias Centrales: Alemania, Austria-Hungría, el Imperio otomano o turco y el Reino de Bulgaria.
Y por otro lado, se encontraba la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y Rusia. Italia, Japón y Estados Unidos después se unieron a la Triple Entente.
Ambas alianzas sufrieron cambios y fueron varias las naciones que acabarían ingresando en las filas de uno u otro bando según avanzaba la guerra.
Alrededor de 30 países con una población de más de 1 mil 500 millones de habitantes, es decir, un 75% de toda la población mundial en aquella época, se vieron involucrados en el conflicto. El costo total de la guerra, incluso las pérdidas materiales, según diversas estimaciones, oscilan entre 208 mil y 359 mil millones de dólares.
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El armisticio que acabó con la guerra, fue firmado el 11 de noviembre de 1918 en Compiégne, al norte de París.
Después del pacto, en 1919 fue firmado el tratado de paz de Versalles, en el que se obligaba a Alemania a reducir sus tropas a la mitad, pagar grandes indemnizaciones a los países vencedores, ceder la totalidad de sus colonias y devolver Alsacia-Lorena a Francia.
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Sin embargo, el tratado no tuvo éxito: Alemania manifestó que había firmado el armisticio con falsos pretextos, creyendo que la paz era una paz sin vencedores.
El resentimiento de Alemania hacia el tratado y sus autores se considera una de las causas de la Segunda Guerra Mundial, ocurrida dos décadas más tarde.
Adolf Hitler trató de reescribir la historia en 1940 y propina a Francia la misma humillación sufrida por su país en 1918 al firmar allí otro armisticio, el de la rendición de los franceses ante los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
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