Francisco I aboga por abrir puertas a migrantes

Macron: “No podemos acoger toda la miseria del mundo”

Sin consenso, crecen en Europa voces en favor de aumentar controles a la migración; el presidente de Francia afirma que apoyará al gobierno de derecha de Italia ante oleadas crecientes; el sábado, el Papa, en una visita a Marsella, pidió no cerrarse en la indiferencia y ampliar el número de entradas; reprobó que se aproveche el problema para hacer propaganda alarmista

Agentes vigilan la reinstalación de migrantes en la isla de Lampedusa la semana pasada.
Agentes vigilan la reinstalación de migrantes en la isla de Lampedusa la semana pasada.Foto: AP
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Sin un consenso gobiernos de la Unión Europea (UE) insisten en controles más estrictos ante el aumento de flujos migratorios que saturan sus fronteras, lo que provocó un regaño del Papa Francisco al abogar por una postura de puertas abiertas.

Ante los récords históricos en Italia, Francia y Alemania se pronunciaron en favor de medidas más duras ante la “dramática” alza de refugiados que ingresan ilegalmente al bloque de 27 naciones, pero sin adelantar un modelo para atender esta crisis, como planteó la Comisión Europea hace unos días.

Emmanuel Macron, mandatario galo, fue el más duro al advertir ante esa oleada que en Europa o su territorio “no podemos acoger toda la miseria del mundo”, en franca respuesta al llamado del Papa de albergar a estas víctimas, pues cruzar fronteras para ellos es una obligación para garantizar su subsistencia.

En una polémica entrevista con los canales TF1 y France 2, el líder europeo apuntó que se requiere más rigor en torno al asilo europeo al recalcar que no se trata sólo de indiferencia, como aseguró el Pontífice, a quien recibió un día antes en Marsella, para solicitar más apoyo para el sector con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

Pero Macron fue enfático y abundó que hay sectores que se aprovechan del generoso sistema europeo de asilo, al dirigir sus críticas contra los traficantes no sólo contra los extranjeros irregulares y matizar su mensaje sobre “la miseria”, que algunos sectores vieron como un acto de discriminación contra los originarios del África subsahariana, de donde provienen quienes han rebasado sus fronteras en los últimos meses.

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Y ante la insistencia sobre su visión para contener este problema, insistió que hay coincidencias con Francisco sobre la situación crítica de ese sector, pero abundó que Francia hace su parte y debe actuar junto a aliados europeos.

Incluso, presentó datos sobre esta ayuda al detallar que en la actualidad en su territorio hay 100 mil solicitantes de asilo e invirtió 2.1 millones de dólares en alojamiento de emergencia, pues en Francia hay zonas críticas como Calais, ante los cruces desde Gran Bretaña.

Por lo que adelantó su respaldo a Italia para crear acciones conjuntas bajo una política responsable, pues dijo que el Parlamento analizará la situación para aplicar cambios a nivel local.

Macron dijo que ve en éstos una clave para frenar los flujos al abrirse a desmantelar a organizaciones traficantes que facilitan la migración y enfocó la mira en ayudas a naciones africanas, pues la mayoría de indocumentados sale de Túnez con la esperanza de instalarse en un país europeo sin importar dónde ingresan.

Dicho plan contrasta con la urgencia del Pontífice de albergar a quienes huyen de guerras, crisis o la pobreza.

Francisco I le recordó a las potencias en su mensaje dominical desde el Vaticano que llegar a este punto es prácticamente la única vía para los migrantes al instar a gobiernos a optar por recibirlos e integrarlos a sus comunidades, al hacer que su travesía sea un tesoro.

Explicó que “debería existir el derecho a no migrar”, pero ante crisis cada vez más comunes para algunos no hay otro camino, y criticó la “indiferencia” de varios países al sostener que cerrarles las puertas es dejarlos en manos de los contrabandistas.

Incluso, reconoció las acciones de Francia al elogiar su ejemplo sin saber que Macron cambiaría su postura.

Pero en Europa hay apuestas firmes contra la migración como Italia, a la que Emmanuel ve como el “primer puerto” migratorio, ante la crisis en Lampedusa y le ofreció su apoyo a Giorgia Meloni.

Las declaraciones de Macron provocaron malestar en Italia, pero no por la dureza, sino por lo despectivo de sus comentarios. El ministro del Interior, Matteo Salvini, recriminó que si eso hubiera salido de la ultraderecha de su país habría desatado juicios en su contra, en evidente crítica al doble rasero para hablar sobre la migración.

En tanto, la premier italiana admitió que esta lucha no es lo que esperaba cuando asumió el gobierno hace un año, pero se comprometió a acabar con el problema cuando la nación suma 130 mil irrupciones ilegales en lo que va de 2023, con lo que podría cerrar el año con más del doble de los de 2022, que cerró con 70 mil, según el Ministerio del Interior.

Además, Roma rechazó la postura alemana sobre más controles al advertir que no se puede trabajar desde dos bandos.

Acusan a ese socio de impulsar más restricciones, pero a la vez dificultar a aliados al apoyar a organizaciones que facilitan el ingreso de migrantes a Europa, tema en el que el canciller Olaf Scholz externó su respaldo al asilo.

Por ello, su ministro de Defensa, Guido Crosetto, denunció que unos finjan que luchan contra la migración cuando financian a organizaciones que los recogen en mar abierto, lo que expuso en entrevista con La Stampa, al exhibir que sólo provocan que miles se vuelquen a sus fronteras con travesías mortales, al culpar a esa dualidad por el desbordamiento actual.