Por segundo día consecutivo, grandes ciudades francesas registraron protestas espontáneas contra la impopular reforma de las pensiones del Gobierno de Emmanuel Macron, que en París dejaron al menos 60 detenidos y cinco policías heridos.
Como en la jornada anterior, una protesta festiva de varios miles de personas, con cánticos, bailes y una gran hoguera, degeneró en una escena similar a la de la noche anterior, donde la multitud encendió una enorme hoguera, en la que quemaron efigies de Macron en cartón.
La policía antidisturbios intervino y lanzó gases lacrimógenos para vaciar la enorme plaza frente a la Asamblea Nacional, luego de que algunos alborotadores se subieran a los andamios de unas obras de renovación, armándose con palos de madera. Lanzaron fuegos artificiales y adoquines a la policía en un enfrentamiento.
La noche del jueves, las fuerzas de seguridad detuvieron a centenares de manifestantes, una buena parte en París, y tuvieron que enfrentarse a la quema de automóviles, de mobiliario urbano y el levantamiento de barricadas.
Este viernes, la batalla contra la impopular reforma de las pensiones se agudizó. Con la circunvalación de París cortada durante media hora, liceos bloqueados, 10 mil toneladas de basura acumuladas en la capital por la extensión, por doceavo día, de la protesta del personal de limpia, o la invasión de vías férreas en Burdeos y Tolón, el malestar de los franceses tomó múltiples formas. Otras ciudades como Toulouse, Burdeos, Lyon y Estrasburgo también registraron manifestaciones.
Un día después de que la primera ministra Elisabeth Borne invocó un poder constitucional especial para eludir una votación en la caótica Cámara baja, legisladores de derecha e izquierda interpusieron mociones de censura que serán sometidas a votación el lunes y con las cuales busca destituir a la funcionaria.
El jueves, el gobierno del presidente liberal Emmanuel Macron decidió adoptar su reforma, sin someterla al voto de los diputados, al temer una derrota en el Parlamento, en virtud de un mecanismo legal: el controvertido artículo 49.3 de la Constitución.
Su objetivo es retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para cobrar una pensión completa. Dos de cada tres franceses, según los sondeos, se oponen.
