El Partido Popular (PP) ganó las elecciones anticipadas en España al alzarse como el más votado y amarrar 136 escaños —47 más que en 2019—; sin embargo, no fue suficiente para arrebatar el poder al presidente Pedro Sánchez, que puede impedir la ingobernabilidad con una alianza.
Tras un cierre igualado, se confirmó la victoria para los derechistas, como adelantaban las encuestas. Superaron por 14 asientos al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el Congreso, que obtuvo 122; pero ni con la suma de Vox le alcanza al PP para la mayoría absoluta, de 176.
Lejos se quedó de las 150 diputaciones previstas por los sondeos, que anticipaban que el sector ultraconservador le daría el empujón final para llevar a la extrema derecha al poder por primera vez desde la era de Francisco Franco, como ocurrió recientemente en la Unión Europea (UE) con Giorgia Meloni en Italia.
Pero este resultado beneficia a su rival, que aún con la derrota celebró el resultado, pues el país rechazó el retroceso y está más cerca de retener La Moncloa, mientras la oposición se quedó a 10 asientos del umbral para gobernar según el Ministerio del Interior, cuya plataforma se cayó por un presunto hackeo por parte de ciberdelincuentes rusos.
Ese panorama no limitó al PP, pues su líder, Alberto Núñez Feijóo, reclamó la investidura al demandar a todas las fuerzas respetar al ganador del 23 de julio, al enfatizar que nunca antes un presidente ha gobernado tras perder la contienda, misma que Sánchez adelantó cuatro meses tras el revés de mayo pasado cuando lo despojaron de seis provincias.
Y el derechista urgió a corregir esta “anomalía” en la que el sector más votado no asume el poder. Desde la sede del PP resaltó que su formación tuvo un aumento con gran intensidad en el Congreso al superar el centenar de diputaciones. Por ello, instó a Sánchez a no bloquear “la voluntad de la mayoría”, al prever una larga negociación que podría forzar a nuevas elecciones, y pidió a los demás partidos facilitar el paso democrático al favorecer a su formación para una nueva gestión.
Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no hubo respaldo a tal solicitud.
Incluso Vox dio por perdido el proceso al admitir que serán una fuerte oposición al recriminar que ayer ganó de nuevo “el comunismo, el separatismo y el terrorismo”. El líder de la ultraderecha de perfil antifeminista, Santiago Abascal, reconoció que no cumplieron con el plan de despojar a Sánchez del poder.
Y dio un raspón a su aliado al achacar la culpa al PP, pues criticó ante periodistas que se adelantó al hablar de vicepresidentes y ministros sin tener el triunfo, pese a que también ganaron en el Senado.
En contraste, el presidente resaltó ante cientos de simpatizantes que ayer fue un día de celebración, pues pese a la derrota vencieron a un “bloque involucionista” y retrógrado, además escalaron en su representación al garantizar que son más los que quieren avanzar en la nación.
Desde el balcón del PSOE, entre dudas de si habría un mensaje por la ventaja que daban a la ultraderecha, el izquierdista aplaudió que registraron mejores números que en 2019 con “más votos, más escaños y más porcentaje”, luego de ganar dos lugares más que hace cuatro años y alcanzar 31.7 por ciento del respaldo ciudadano frente al 33 por ciento del puntero en una jornada atípica, debido a la coincidencia con las vacaciones.
Y es que al adelantar cuatro meses las elecciones, la población sufrió en el inicio del descanso veraniego. Algunos aprovecharon para criticar la cita al acudir a las urnas vestidos con atuendos de playa, pues cambiaron su salida de vacaciones. Pese a que se estimaba una drástica caída en la participación electoral, ésta superó 70 por ciento y se registró un nuevo récord en el voto por correo electrónico, para evitar que afectara su descanso.
Pese a las celebraciones en las calles, aún no está todo resuelto. Sánchez enfrenta un duro futuro, pues con Sumar (31) y el bloque de ERC, Eh Bildu, PNV y BNG (19) sumaría 172 escaños y los cuatro restantes los buscaría en Junts, movimiento independentista de Carles Puigdemont que cerró como sexta fuerza con siete escaños. Y aunque no adelantó una negociación, la líder, Míriam Nogueras, sentenció que no darán el poder por nada.
Al saberse en la mira, Nogueras recordó a Sánchez que tiene cuentas pendientes con Cataluña, justo en el periodo en el que éste indultó a los próces y eliminó el delito de sedición, pero su anterior presidente sigue prófugo de la justicia por el intento de independizarse.
Y sigue latente el riesgo de convocar otra vez a las urnas sin una coalición.