Arremetió contra la izquierda radical

Trump rechaza imputación; ya son cuatro y 91 cargos

El exmandatario de EU arremete contra persecución y alega que cuenta con pruebas del fraude en Georgia;
denuncia interferencia “nunca vista”; abogado ligado al caso solicita que proceso sea en instancias federales

La agencia AP muestra la lista de implicados en la llamada “empresa criminal”, ayer.
La agencia AP muestra la lista de implicados en la llamada “empresa criminal”, ayer.Foto: AP
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El expresidente estadounidense Donald Trump rechazó la cuarta imputación en su contra por extorsión tras presuntamente liderar una “empresa criminal” y arremetió contra la izquierda radical por una “interferencia electoral nunca antes vista”.

Pese a acumular 91 cargos, pues la fiscal de Fulton, Fani Willis, añadió 13 a su historial, el aspirante a la Casa Blanca prometió luchar contra un bloqueo a la democracia rumbo a 2024, pues sostiene que es inocente y que hace dos años y medio sí hubo un fraude en Georgia

En su usual postura a través de Truth Social, el republicano alardeó que “habrá una exoneración” ante un informe “grande, completo, detallado e irrefutable sobre el fraude electoral”. Consideró que éste será suficiente para retirar los cargos en su contra y contra sus aliados, pues insistió que la manipulación fue de otros.

Como si fuera otro acto de campaña y no su defensa, anunció que presentará el expediente en una conferencia el próximo 21 de agosto —cuatro días antes de la fecha para su rendición o arresto—.

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Con ello, refutará la supuesta conspiración para cambiar un resultado electoral adverso, tras ser acusado por violar la ley Rico (de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por Extorsión), usada contra las mafias y el crimen organizado, declaración falsa, presión para que funcionarios violaran un juramento y suplantación en su intento por garantizar su reelección frente a Joe Biden.

Dicha estrategia busca demostrar que sí existe una “cacería de brujas” desde la gestión de Biden —quien acusa está influenciado por gobiernos extranjeros— y el Departamento de Justicia, ante uno de los casos que la prensa y analistas ven como el más completo y complejo en su contra, pues Associated Press reveló que incluso en esa conspiración él y sus aliados trataron cambiar legalmente votos al intentar alterar el software y revisar máquinas de votación en la entidad.

Si no avanza el aplazamiento después de las elecciones, contrario al plan de Willis para procesarlo en seis meses, explicó que confirmaría la interferencia. Pero la fiscal busca empatar el proceso con los tres que pesan contra él en Nueva York, Florida y Washington, este último ligado a los comicios, por una conspiración para evitar la certificación de su rival.

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No obstante, el gobernador de Georgia, Brian Kemp, a quien intentó presionar tras la cita en las urnas, respondió a los alegatos de Trump al desmentir el supuesto fraude. Refirió a través de la red X —antes llamada Twitter— que “las elecciones en Georgia no fueron robadas” y a casi tres años no hay evidencia que diga lo contrario. Incluso, advirtió que el republicano está jugando con el futuro de EU.

Pero Trump lo ignoró y su equipo legal lo respalda, pues se prevé que denuncie presuntas violaciones legales en el estado, porque el caso incluye información “privilegiada”, de la que no dio cuenta, pero destaca que la evidencia crucial es la llamada al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, para presionarlo en busca de los 11 mil sufragios que le hacían falta para ganar, y una serie de tuits que publicó entre 2020 y 2021, pues sus intentos de aferrarse al poder se extendieron más allá del asalto al Capitolio.

Más tarde, medios de Estados Unidos indicaron que, aunque Donald Trump descartó entregarse, sus abogados y los de sus coconspiradores ya negocian en la materia y hasta preguntan por una fianza, pero no descartan que el favorito de las tendencias republicanas acuda a la lectura de cargos el día límite.

Sin embargo, cómplices exponen que desafiarán a la fiscalía. Mark Meadows, exjefe del gabinete del republicano, solicitó a menos de 24 horas de la acusación llevar el proceso a instancias federales, al justificar que tal acto se habría cometido cuando se desempeñaba como funcionario federal, aunque consideran que sólo busca desestimar el juicio.

Mientras que los abogados John Eastman y Keneth Buck, replicando el tono frontal, tacharon este acto de “bomba de racimo” y “bomba nuclear”, respectivamente, como parte de una criminalización al discurso político. Por separado, el exabogado Rudolph Giuliani denunció una afrenta directa a la democracia.

Y Trump no frenó su estrategia agresiva en redes sociales al tachar de “fuera de control” a Willis y advertir que Biden está llevando al país al “infierno”.

Aunque esta situación amenaza los reflectores del debate republicano, dos aspirantes a la nominación conservadora se pronunciaron sobre el tema con visiones contrastantes. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, criticó el uso desproporcionado de recursos contra un expresidente en vez de perseguir criminales, luego de que el mismo Trump señaló que en Georgia hay una ola violencia de asesinatos y otros delitos; mientras que Asa Hutchinson llamó a descalificar la aspiración del magnate, aunque evitó hablar de sus problemas legales.