La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, refrendó su postura de unidad ante una polarización extendida por años por su rival Donald Trump, quien repite sus burlas y ataques.
A horas de que la demócrata insistiera en la oportunidad de gobernar recalcó que es posible unir visiones al prometer “gobernar para todos”, incluidos quienes no votaron por ella, y alejados del caos, lo que parece darle resultado al menos en dos de los siete estados clave que definirán la elección, donde ya toma ventaja.
CNN reveló que en Michigan y Wisconsin supera a su oponente por cinco puntos; en el primer escenario tiene 48 por ciento del voto sobre 43 del republicano, mientras que en la segunda zona ya rebasó la media con 51 puntos frente a 45 del político al que tacha de “inestable”. Con lo que su campaña tiene un respiro en comparación a hace días cuando veían un riesgo en el llamado “muro azul”; sin embargo, aliados enfatizaron que no hay nada seguro, pues en Pensilvania, que podría ser más crucial, persiste el empate, apretando la dura lucha para suceder a Joe Biden en 2025.
Más tarde, la exfiscal liberal recalcó las diferencias entre ella y el exlíder. Desde Carolina del Norte apuntó que está en sus manos dar la vuelta a la página con un líder que busca dividir y asustar, poco después de que la número dos tomó distancia de dichos polémicos de Joe Biden, quien tildó de “basura” a los simpatizantes del magnate por el infame chiste contra Puerto Rico, acto que corrigió la Casa Blanca.
Y así como los demócratas aprovechan la polémica para tundir a Donald Trump, éste sigue por esa ruta para cambiar la narrativa en su favor. Ayer abordó un camión justamente de basura y con el logo de su campaña electoral para llegar a un mitin en Wisconsin.
Sentado del lado del copiloto y portando un chaleco de un brillante color naranja, igual que los trabajadores de ese sector, dejó atrás las críticas por la supuesta broma contra los puertorriqueños y declaró a la prensa que tal acción era “en honor a Kamala Harris y Joe Biden”, sin llamarlos basura, pero con una nueva retórica política, pues defendió a los suyos del Ejecutivo federal al sostener que sus simpatizantes son de mejor calidad que los de los liberales.
Añadió que ama a esa nación como “Puerto Rico me ama”, desafiando un posible impacto electoral que lo obligó a reaccionar, luego de que un día antes dijera que no conocía al comediante criticado y mientras él y su equipo insisten en que ya se registran irregularidades, como preparando el terreno para reclamar un fraude.