A casi dos semanas de la elección y con una contienda reñida, entre uno y dos puntos de distancia, Kamala Harris y Donald Trump elevaron el choque con denostaciones mientras hacen gira por entidades cruciales de Estados Unidos para la cita del próximo 5 de noviembre.
Ambos aprovecharon las críticas del rival como escenario de confrontación al exponer sus diferencias y ataques personales. El magnate arreció las denostaciones al tachar a la demócrata de “vicepresidenta de mier…” y mentirosa, lo que tuvo respuesta de la liberal y la campaña de la colaboradora de Joe Biden.
La liberal acudió a un recorrido en iglesias en Georgia, al reconocer que éste es un sector al que los políticos no se dirigen mucho, en busca de acercarse a comunidades negras justo en su cumpleaños 60, hecho por el que su equipo la sorprendió al adornar el Air Force Two como parte del festejo.
Frente a decenas de feligreses la número dos de la potencia recalcó la importancia de decidir por un país sin miedo y lejos del caos, ante una división agravada a nivel nacional, lo que apunta al empresario de 78 años, quien aumentó su retórica contra los “enemigos” y contra la mujer a la que ve como “la peor vicepresidenta” de EU. Al interior de dichos centros, entre ellos una Iglesia bautista, reconoció la importancia de la fe y la compasión al recordar que una gran parte de la nación ve una fuerte incertidumbre, tanto política como social.
Pero también destinó comentarios directos al oponente, quien la descalificó durante un mitin en Latrobe, Pensilvania, el pasado 19 de octubre. Ella respondió tajante que las vulgaridades y comportamiento de su oponente presidencial al reiterar que éste evidencia que sólo “degradará” el máximo cargo en la potencia.
“El pueblo merece algo mucho mejor”, asestó en una entrevista con el reverendo Al Sharpton, que transmitió la cadena NBC. Kamala Harris recalcó que su rival no tiene nivel para volver a ser ejecutivo, pues el sello de bajezas lo llevaría a la Casa Blanca si gana, luego de que políticos recriminaran su conducta, pues también hizo alusión a los genitales de un reconocido golfista fallecido en 2016, lo que molestó a la familia.
En tanto, el rival optó por presentarse en un McDonalds en Pensilvania para desmentir a la política de izquierda, pues recalcó que es una mentirosa y jamás trabajó en esa cadena de comida rápida.
El mandatario que cambió el saco por un delantal de la “m” amarilla siguió instrucciones de trabajadores para freír y preparar papas, a las que les echó sal extra. Y ante la prensa y decenas que se dieron cita en el lugar entregó en la ventanilla de autoservicio a comensales preseleccionados los pedidos quienes los recibieron gratis, de acuerdo con informes de la campaña, momento en el que el magnate ironizó que podría acostumbrarse a esa labor y que hizo más que lo que inventó la vicepresidenta.
Tras platicar y tomarse fotos con empleados, Donald Trump recalcó que su rival mintió sobre supuestamente haber trabajado en McDonalds en la década de los 80 en su primer verano en la Universidad Howard; aunque no presentó pruebas para desmentirla, aseveró que ella lo inventó para ganarse a la gente, pues ambos buscan convencer a la clase trabajadora en busca de alcanzar los 270 votos electorales, pues esos empleos son muy buscados por los jóvenes para pagar sus estudios.
De inmediato, la campaña de Kamala respondió a las críticas al precisar que entienden que una figura como el magnate no sepa qué es un trabajo de verano. “A él le pusieron millones en bandeja de plata para malgastarlos”, externó un vocero de la exfiscal de California, mientras que el diario The New York Times citó a una amiga de Kamala Harris quien afirmó que sí estuvo en McDonalds en su primer año para convertirse en abogada.
Más tarde, en Lancaster, Trump siguió con las críticas y la retórica antimigrante al cuestionar la inteligencia de Kamala Harris, lo que pareció una respuesta a las dudas sobre su salud, pues ella lo ve “cansado” al abundar que ser presidente requiere de energía y éste no ha hecho nada para ganarse el derecho de volver al poder, por el contrario sigue degradado tales estándares.
En tanto, la contienda sigue muy apretada. Las encuestas los mantienen dentro de los límites del margen de error. Según datos de FiveThirtyEight, de ABC, el exmandatario sigue a la cabeza con 49 por ciento de la preferencia, sobre el 47 de la número dos, lo que obliga a ambos a apretar la lucha, pues no está claro cómo se definirá la contienda en sólo 15 días.
Mientras que un sondeo publicado recientemente del NYT posiciona a Harris con la ventaja al superar apenas por un punto porcentual al magnate republicano.